El yin y el yang son dos partes, lo bueno y lo malo. Dentro de lo malo, hay un punto que representa lo bueno, y viceversa. El covid-19 se ha convertido en una pandemia mundial y no hay marcha atrás. Ha paralizado la economía y la manera de vivir que muchos de nosotros teníamos. Pero, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga. El cambio climático se ha ralentizado con la llegada de la cuarentena en casa, la contaminación en diferentes ciudades del mundo ha mejorado, los océanos están recuperándose de su plaga de plásticos, muchos animales pasean por las vacías calles de Barcelona y en Venecia las aguas vuelven a estar cristalinas. Tenemos que dejar a un lado nuestro egocentrismo como especie para acordarnos de que no somos los únicos que habitamos en este planeta. La naturaleza es, en este caso, «lo bueno dentro de lo malo». Mientras nosotros sufrimos nuestro encierro en nuestra casa, la naturaleza se va recuperando poco a poco, en la ausencia de nuestro constante maltrato hacia ella.