Tal vez no sea el momento más indicado para alzar la voz en busca de un cambio educativo, pero nunca parece serlo y estando en un sistema que acaba por olvidarse del propio alumno, me resulta más que necesario.

A mi parecer, y lo digo como estudiante, tenemos un sistema educativo tan centrado en el currículo que acaba por olvidarse del alumno que tiene delante. Una educación que fomenta la memorización y olvida el aprender. Aprendemos como loros para a las dos semanas perder todo conocimiento sobre nuestra propia historia, geografía o literatura. Pero, ¿de qué sirve esto si luego no sabemos desenvolvernos? ¿No sería acaso más necesario enseñar oratoria, cocina, emprendimiento o a coser, como ofrecen multitud de países?.

Al priorizar el currículum, sacrificamos en el camino el aprendizaje y muchas veces también al estudiante. No puede ser aceptable que aprender sea sinónimo de estrés y prácticamente el 90% de los estudiantes hayan llorado con algo que se debería disfrutar, como es el saber. No es posible que la mitad de los estudiantes sean calificados como ineptos y su inteligencia se mida en un examen, ¿acaso no somos más que eso?.

La educación fomenta la competencia cuando fuera nos salva la colaboración. Una educación que si bien premia, no prepara. Al contrario que otros europeos, los españoles no canalizamos nuestra protesta, no sabemos luchar por nuestros derechos. No alzamos la voz en grupo, sino uno a uno en vez de luchar en conjunto. Pero no me malentendáis, el problema no es la persona, sino la educación. Es aquí donde se halla el problema, porque recordad, el alumno debe ser prioridad, y como tal, no se puede quedar atrás.