En la utilización correcta de la descripción de la situación, no debía de ser la menor cifra de los muertos comparada y registrada, sino solamente la cifra de ellos, que parece lo mismo, pero no es igual. Al dar las cifras siempre nos hablan del número de muertos habidos hace tantos días y hacen un esbozo comparativo, aludiendo como una mejora el menor número de casos. Cuando aparece una epidemia, ésta tiene una serie de lugares que son más débiles y propensos a que sean atacados y produzcan los muertos con mayor virulencia y asiduidad allí. En los lugares débiles, peor asistidos o controlados, será allí donde la epidemia habrá tenido una mayor acción. Una vez esta epidemia haya arrasado en estos lugares, es muy probable que las muertes vayan a menos, simplemente porque allá donde estuvieren los lugares de máxima peligrosidad ya han sido diezmados. La única manera de tratar estas cifras es hablar de dar simplemente el número de muertos y no realizar ningún plano comparativo falso. Alberto Barata. València.