Estos días de cuarentena se nos pide a nosotros, los estudiantes, que sigamos el ritmo del curso académico desde nuestras casas. Se presupone que todos nosotros tenemos acceso a internet en casa, y aunque es cierto en la mayoría de los casos, hay una minoría de familias en las zonas más marginales que no tienen este servicio, que a día de hoy se da por sentado, como el agua corriente o el automóvil familiar. Aunque nos guste pensarlo, el acceso a la tecnología no es universal, y evaluar de la misma manera a dos alumnos que tienen una situación económica diferente no es solamente injusto, sino que puede ser perjudicial a largo plazo, sobre todo para los estudiantes de cursos superiores. Hemos de asegurarnos de que el rendimiento académico de estos estudiantes no se ve afectado por el estatus socioeconómico de sus familias