Me cuesta entender como un Filosofo o estudiante en Filosofía tiene o se supone que tiene los conocimientos y conocidos, compañeros correctos para juzgar y calibra las amenazas médicas de pandemia o similares sobre las que se puede enfrentar el país, en vez, claro está de ser un medico. O como un ingeniero aeronaútico puede encargarse del asunto de la educación sin saber ni tener ni idea de la propedeútica y necesidades propias de los alumno en el ciclo educativo, como podría ser un Psicólogo. La tecnocracia, la elección -de los mejores doctores en las facultades, de profesionales debía de ser el modus operanti. Los sofistas y grandes oradores, oradoras debían ser, no más que el presidente o la presidenta de la república para conducir al unisono y con los consejos y maniobras propias de los especialistas, el camino. Una persona capaz de ponerse en contacto con el pueblo para trasmitirle las intenciones, los objetivos, las situaciones y no políticos que para hablar del virus tengan que haber memorizado sus características y consultado - solo ellos saben a quien- sus palabras. Votemos al presidente, presidenta de la república, que dirija y configure un gobierno de especialistas pero, por favor, que dejen de salir técnicos en nada, haciendo como su supieran de lo que hablan (yo soy Filosofo, yo podría dirigir la nación....ahí lo dejo)