Este mundo gira y gira y no se detiene. Entonces, vuelve a sorprenderme el noticiario: una ONG a la que pertenezco años ya, está trabajando contra el dichoso virus aquí al lado, en mi tierra, ya no en África o Asia, donde yo les situaba. Una vez más, médicos valientes luchan para paliar esta barbarie descontrolada, aunque esta vez es aquí. Quién lo diría, aposté por ellos para que llegaran a aquellos rincones inhóspitos y ahora ayudan aquí. Esta es otra pandemia global.

Las ONGs son pieza fundamental, construyen puentes sobre este desequilibrado mundo, que cada vez más, aplasta. Lo mío viene de largo, desde los 90 y cada año con más aplomo ya que cada día son más necesarias allá donde los gobiernos no llegan.

En esta vorágine en la que estamos inmersos, además de aplaudir, quizás sea el momento de ayudar un poquito más. Hoy, dentro del huracán, es un buen momento para dar ese paso que dieron quienes dedican su tiempo y salud a las ONGs o por qué no, apadrinar, o ser socio y formar parte de ellas. Bien sea por principios, solidaridad, sentido común€ o tan sólo porque deducen en la renta€ pero cuidado que engancha.

Tenemos esa maravillosa capacidad de poder proporcionar ayuda a quien lo necesita. También esa oportunidad. Seamos partícipes de ellas, comprometámonos, dejemos de miramos tanto el ombligo, probemos. Imaginemos una sociedad en la que cada uno aporte su granito de arena para mejorar este mundo. Hagámosla.