Lo admito, o viene una niñera inglesa con paraguas aerostático, y se lo explica, o yo ya no se como hacer para que mis hijos entiendan que se puede ir a una discoteca (para no bailar) y ellos no pueden ir al parque.

Primero les tuve que explicar que nos confinábamos, que sonaba igual que "confitarte", pero no auguraba nada dulce, y lo entendieron. Después les tuve que explicar que salíamos a la calle, bueno, esto fue un poco caótico, porque primero les dije que sí, para luego decirles, que sí pero no, para luego decirle, que vale, que aceptaban patinete como juguete de compañía. El caso es que salieron, hicieron un paseo, digno de un desfile de las fuerzas armadas, con sus mascarillas, sin salirse del paso, a un kilómetro.

Luego vino una muy buena, veremos a la familia, pero no les abrazareis y les besareis: cortocircuito total€ llevaban oyendo el dar un besito casi desde el paritorio, para que ahora, contraorden y cero contactos. Pero lo aceptaron, lo entendieron y lo respetaron.

Por lo tanto, mis hijos, y los hijos de los hijos, amen, han respetado como ciudadanos ejemplares todas y cada una de las ordenes, y han hecho todos y cada uno de sus deberes en el salón, y se han merendado todas cada una de las magdalenas que les he hecho.

Pero sus normalizados nuevos cerebros ya no pueden procesar tanto dato macroeconómico, las terrazas de los bares están llenas, y los espacios infantiles precintados y ahora, las discotecas se van a llenar - insisto para no bailar-, luego deducimos que es para realizarse jornadas de reflexión post covid. Pero ellos siguen siendo ciudadanos de segunda en cuanto a derechos, porque en cuanto a deberes los cumplen perfectamente.

Algunos padres y madres ya no necesitamos teletrabajar, necesitamos teletransportarnos al país de nunca jamás -aunque esto sea de otro cuento-, para evadirnos de un contexto que nos enerva. Nuestros hijos son el futuro de esa nueva normalidad, son los que estarán al mando cuando los de ahora sean población de riesgo, y es fundamental que entiendan que vivir en sociedad es pensar en el conjunto -y ellos son parte de ese todo- aunque ahora hayan sido los grandes olvidados.

Los políticos están todo el día a la gresca -cual telenovela- sin hacer un debate de verdad sobre la construcción de una sociedad mejor. Las casas se empiezan desde abajo, y la infancia son los cimientos del mañana. Debería de preocuparnos más la educación - y no solo la que se imparte en los colegios, que también - sino la educación que con nuestros actos adultos inculcamos, y esa desde algunas fases, está rozando el suspenso, cuando venía de matrícula de honor.

Niños y niñas, vosotros y vosotras os habéis comportado supercalifragilisticoespialidosamente. Ellos y ellas si saben el significado, los adultos necesitamos repasar.