Durante la vida asumimos roles o deberes que nos imponen y que en ocasiones no elegimos.Se cuestiona entonces la libertad personal ya que en esas ocasiones parecen estar prisioneros, ya por el trabajo no elegido, ya por la propia familia, ya por la convenciones sociales, por la sociedad misma y específicamente algunos por dogmas religiosos. Sabemos que la libertad consiste en la posibilidad de actuar por sí mismos dentro de un orden y reglas asumidas como buenas, pero la verdadera libertad está en pensar, actuar, expresarse desde lo que uno es y desde el interior de uno mismo y así encontrar una grata felicidad. O sea libertad requiriendo una profunda reflexión interior, conociéndonos a nosotros mismos,-que es difícil y cuesta tiempo-, respondiendo a nuestras aspiraciones más profundas dejando aparte los deseos de los demás. Es por ello que ser libre es liberarse de las trabas y atreverse a expresar lo que uno es verdaderamente. Precisamente esta libertad nos conducirá a la felicidad, debiendo ser respetuosa y constructiva para con nuestra vida, y aunque el término felicidad es en sí y siempre lo ha sido, un ente abstracto, afirmaremos que la felicidad es estar en armonía consigo mismo y frente a la vida, sean cuales sean las circunstancias en que nos encontremos. Francisco Javier Sotés Gil. Valencia