Daniel Llorens, Bolonia

enviado especial

Cersaie cerró sus puertas con un balance que los expositores españoles califican de positivo, aunque con muchas y variadas matizaciones. La última edición de la feria cerámica de Bolonia fue clausurada ayer con un notable éxito de participación. De hecho, y a falta de datos oficiales finales, sí que se ha anunciado por parte del director general de Assopiastrelle, Franco Avantaggi, que se ha producido un incremento de visitantes del 10,7%. Sin embargo, el nivel de negocio registrado en los stands ha sido considerablemente inferior al de años anteriores. Es decir: Cersaie se confirma como un gran escaparate y como un gran centro de contactos, pero parece desprenderse por completo de su condición de foro de negocio.

Los europeos han copado la feria y, especialmente, los de los paises del Este, como rumanos, rusos y polacos que es el área en la que más esperanzas tiene depositada la industria cerámica europea. Por el contrario, la presencia asiática ha sido considerablemente inferior a la de años anteriores a pesar de una primera jornada en la que parecía que los compradores de Asia habían copado el recinto ferial.

Es más, la industria china se ha dejado sentir muy tímidamente en esta edición de Cersaie. Tan sólo una firma ha expuesto en el Bolognafiere, y media docena han tomado las salas de otros tantos hoteles cercanos a la feria para exponer sus productos, pero sin un excesivo despliegue publicitario, como si ocurrió el año pasado. En este sentido, hay que señalar que la exposición en hoteles no es una práctica ilegal ni algo exclusivo de industrias emergentes, ya que empresas españolas que no han tenido acceso al catálogo de Cersaie también lo hacen cada año.

La feria también ha conseguido marcar las diferencias estéticas y técnicas del producto europeo con el del resto del mundo, aunque sigue siendo Italia quien marca las tendencias y define las lineas de trabajo a seguir. El «Made in Italy» sigue siendo el valor añadido y diferencial más apreciado e importante.

Pero España no se ha quedado de brazos cruzados y ha demostrado en Bolonia que sabe amoldarse a los tiempos y dar respuestas exactas a las necesidades de los mercados más exigentes. De hecho, y además de una apuesta arriesgada por los metalizados y las maderas más innovadoras, se ha visto una ya masiva oferta de gres porcelánico, mientras que son mínimas las propuestas realizadas en gres rojo que se muestran en Bolonia como novedad.

Ahora, el sector ya se prepara para Cevisama 2006 que se desarrollará sobre una superficie de 93.000 metros cuadrados y espera recibir a cerca de 12.000 visitantes. Los italianos califican a Cersaie como «el mayor escaparate del mundo cerámico», pero Daniel Roldán, director del salón valenciano, recuerda que Cevisama es la única feria del mundo «que muestra todas las frases del proceso productivo: desde las materias primas hasta el producto acabado, pasando por la maquinaria». La cita será en febrero.