En Orpesa tenemos muchas referencias históricas que forman parte de esa historia y que hay que poner en valor. Las torres vigía no solo son un sistema defensivo militar, también marcan las costumbres de nuestra villa y la vida u obligaciones de nuestros antepasados. Su Torre de Rey estuvo útil hasta principios del siglo XIX como puesto de los Carabineros.

En 2009, después de más 500 años desde la demanda para la creación de la Torre del Rey, queda clara la importancia basada no solo en relación de documentos que he expuesto, sino también su influencia para la población de Orpesa. Aparte de su relevancia en lo histórico, hay que tener en cuenta la importancia del entorno paisajístico que tienen. Es por eso que es obligado protegerlas pues hay que aprovechar su valor histórico y dándoles el uso apropiado a su poderoso reclamo y atractivo, explotarlas como un valor turístico de referencia.

La necesidad de proteger Orpesa surge por los ataques de finales del siglo XIII: El asalto de 1397 a la Vila de Torreblanca y el hundimiento de una nave valenciana (a principios XIV) frente a las costas de Orpesa, llevará a Guillen Francholí -en nombre de Jofre de Thous, señor de Orpesa-a pedir al primer rey aragonés de la dinastía Trastámara, Ferran I de Antequera, la construcción de una Torre de defensa costera, en 1413. La torre fue acabada en 1428 y ampliada en 1534, a cargo del noble catalán Joan Cervelló.

El pirata berberisco Barbarroja, que era el terror del Mediterráneo, según relata el cronista Balbás, "desembarcó en Orpesa y se apoderó del fortín de la villa el 7 de junio de 1534". Por ello, en el Discurso sobre la Fortificación y Defensa del Regne de Valencia de 1563 realizado por el Maestro del Reino y de Juan Baptista Antoneli ya se expone la necesidad de la protección: "Orpesa se ha poner en orden como Altea siendo que por la navegación de gran provecho y que al mismo tiempo es de gran provecho y lugar de guardar naves que se amparan en búsqueda de refugio, así como ser un punto de referencia entre Castelló y Peñíscola". Por ello ordena "la provisión de guardias vigías así como artillería y municiones".

El nuevo barón de Orpesa, Pere Cervelló, hijo del constructor Joan, la vendió a Felipe II en 1569. Año en que el rey envió a sus oficiales a tomar posesión de la torre, que pasa a denominarse del Rey. Su construcción en el cabo de Orpesa, se debe a la posición privilegiada para visualizar el resto de torres de vigía y poblaciones de la Ribera de Cabanes, Alcossebre y Peñíscola por el norte y al sur el Grao de Castelló y Almassora, así como las torres Colomera y la Corda. Esta ubicación obedece a que el cabo, con sus muchas calas era un lugar idóneo por esconder las naves corsarias que atacaban los barcos en su paso por la zona.

La piratería era un gran problema del siglo XV, pero los reyes españoles no se limitaban a desplegar una estrategia defensiva. Las operaciones en el litoral norteafricano, que culminaran con la conquista de Túnez y ataque de Argel por Carlos V, incluso la misma Batalla de Lepanto con don Juan de Austria, fueron los principales y más grandes esfuerzos por combatir esta piratería.

En 1582 los Reinos de la Corona de Aragón tenían una ordenanza bastante estricta que impedía a los moriscos hacerse a la mar a navegar, pescar o hacer cualquier actividad cerca del mar, solo o en compañía, e infligir esta ordenanza conllevaba una condena a perpetuidad a galeras. Otro aspecto que regulaba esta ordenanza es que los pescadores cristianos de la repoblación no podían salir a pescar por las noches, el castigo era pagar diez libras.

Los miembros de la guardia de las torres también estaban bajo la disciplina de la ordenanza y cualquier descuido sería rigurosamente castigado. El rigor de esta ordenanza es fruto de las incursiones piratas que se sufrían en la costa. Toda precaución era poca. En la Carta Puebla otorgada en Orpesa el año 1589, ya se prevé dar seguridad contra los ataques piratas, comprometiéndose a dar una pieza de artillería por cada posición defensiva y los pobladores asumen tener todo listo.

Hay reseñas del Capitán General del Reino de Valencia, de su visita del noviembre de 1607 por ver las faltas del sistema defensivo y cómo se podía mejorar, o cómo pagar el sueldo a los vecinos de Orpesa que las defendían.

Pero el poner en marcha y armar el sistema defensivo de las Torres de Vigía no pudo evitar el asalto de dos galeras berberiscas a Orpesa el 3 de octubre de 1619. El libro de defunciones de la iglesia de Orpesa guarda una reseña "la desgracia y mortandad por la cautividad desta villa que de muertos solo fueran 47 personas, aso es, menos dos que mataran a los moros, todos quemados". Las pérdidas alcanzaron a la imagen de la Virgen del Roser fue destruida y desde entonces renombrada en Virgen de la Paciencia.

En 1629, para la creación de un nuevo batallón de la Milicia de Custodia del Reino de Valencia, los vecinos de Orpesa quedaran excluidos de la nueva llamada a filas ya que tenían que formar parte del destacamento de defensa costera de las Torres de Vigía.

Dotación de la guarnición

La Ordenación de la Custodia y Guarda de la Costa Marítima del Reino de Valencia de 1627, nos pone como ejemplo la Torre del Rey: "cuando los soldados o guardas sean cuatro con el artillero, como en la fortaleza de Orpesa, la guardia de la noche será como en el capítulo precedente....".

Tras el ataque pirata de 1619, la Torre del Rey no vuelve a sufrir un agresión militar hasta la Guerra de la Independencia cuando los franceses asediaron y tomaron la fortaleza el 12 de octubre de 1811 al retirarse por mar la guarnición de 170 hombres ayudados por una nave inglesa y varias cañoneras españolas.

Dentro del catálogo de redención de cautivos de 1770, encontramos los rescates de cautivos que fueron presos en el Cabo de Orpesa, lo cual demuestra que la piratería era una práctica en las costas de Orpesa hasta finales del siglo XVII.

Las acciones de los piratas berberiscos no remitirían hasta comienzos del siglo XIX, cuando se cesaron de pagar tributos a los países berberiscos y el Imperio Británico y Francia, empezaron a realizar campañas de castigo contra la base pirata de Argel. Esta vio destruida gran parte de su flota en 1816, y en 1830 cayó ante las fuerzas francesas, que la usarían como punto de partida para crear la colonia de Argelia.

La presión internacional y la decisión del Imperio Otomano de acabar con esta práctica, llevaran al fin de la piratería Berberisca en los años siguientes. Hoy en día, aparte de las Torres de Vigía, en recuerdo de los ataques piratas aun pervive un dicho popular que se originó por entonces: "No hay moros en la costa".

Las torres pasarán al Cuerpo de Carabineros en 1850. La del Rey fue habitada por carabineros y sus familias, mientras que las otras quedaron sin guarnición. En 1940 el general Francisco Franco disuelve éste Cuerpo y la integra dentro de la Guardia Civil que se hace cargo de su mantenimiento y conservación.