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Los empleados de la empresa gestora de la casa-cueva de Morella la Vella, que acoge un centro de interpretación del arte rupestre, patrimonio de la humanidad, reclamaran judicialmente a la Generalitat el abono de los atrasos de dos anualidades que les adeuda. La medida se produce tras el cierre decretado por la administración del único bien de la humanidad de Morella. El consistorio reitera ante la Conselleria de Cultura su petición para que le delegue la gestión de esta cueva.

La empresa encargada del mantenimiento y las visitas afirma que «si estuviera bien gestionado, se podría dar empleo a varios trabajadores». Ahora, ha decidido llevar al contencioso a la Consellería de Cultura. Esta acción llega después de que la Administración no haya contratado sus servicios para 2010 y les adeude facturas desde el año 2007. Con e cierre la Generalitat acaba don una empresa familiar.

Según Clara Chavarría, única trabajadora que continuaba con la concesión, «la situación se había vuelto insostenible y no hemos tenido más remedio que adoptar esta decisión» . Ahora, la familia que gestionaba el recinto se mantiene «con un contrato de limpiadora del instituto a media jornada», apunta.

La situación de la empresa ha ido empeorando conforme avanzaba el tiempo. Así, cuando el consistorio morellano aprobó la primera moción de pedir la gestión del recinto, «desde la consellería nos llamaron diciéndonos que no les había gustado nuestra reacción ni la del ayuntamiento y que si les ocasionábamos problemas, cerrarían». Chavarría no dudó en contestar exponiendo que «las pinturas rupestres no son Patrimonio exclusivamente vuestro, y no se pueden cerrar». En septiembre de 2009, la consellería advirtió que sólo había presupuesto para un trabajador, «por lo que mi hija tuvo que abandonar el empleo».

Con esta reducción de personal, también se delimitaron las horas en las que las pinturas rupestres estarían abiertas, pasando a abrirse viernes, sábados y domingos, a media jornada. Esta reducción coincidió con el incremento de quejas en la Oficina de Turismo de Morella, por el incumplimiento de los horarios que marcaba la agenda de Consellería de Turismo en su página web.

Respecto a la gestión de este Patrimonio, la empresaria explica que «brilla por su ausencia. Si estuviera bien gestionado, podrían estar trabajando varios empleados». Además de la deuda acumulada por la Administración, Chavarría también añade que «hemos tenido que poner de nuestro bolsillo dinero para pagar el mantenimiento de la finca, como la compra de baterías de luz, agua o, incluso, papel higiénico».

La empresaria ha concluido que «no quiero ser dramática, pero hemos tenido que ir aguantando y aguantando, hasta que no hemos podido más. Se han burlado de nosotros».

El cierre de estas cuevas supone un incumplimiento de la Ley del Patrimonio que obliga a su exhibición al público permanente.

Posición del Ayuntamiento

El Ayuntamiento de Morella, con la moción presentada en el pleno del jueves, ya ha solicitado cuatro veces la cesión de la gestión de este enclave turístico-cultural. El alcalde, Joaquim Puig, afirmó en el último pleno que «es un tema que se pasa de castaño oscuro. La consellería no tiene capacidad, voluntad o ambas cosas, para poner en valor el Patrimonio».