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La Infanta Elena y Jaime de Marichalar están oficialmente divorciados. El pasado 21 de enero se inscribió en el Registro Civil de la Familia Real la sentencia del procedimiento de divorcio, por mutuo acuerdo, de su matrimonio, según informó ayer la Casa Real en su página web.

Como consecuencia del divorcio, Jaime de Marichalar pierde el título de duque de Lugo (que poseía por su condición de consorte de Doña Elena) y desaparece de la página web de la Casa Real. En la nueva imagen de la Familia Real estrenada esta mañana en el sitio web, la Infanta Elena posa entre los Príncipes de Asturias y los Duques de Palma. También ha desaparecido del sitio web el correspondiente apartado dedicado a Jaime de Marichalar en el que se podía consultar su biografía.

Fue el pasado 25 de noviembre cuando los abogados de los Duques de Lugo hicieron público un comunicado confirmando que Don Jaime de Marichalar y la Infanta Elena habían acordado el divorcio de su matrimonio, y para ello habían suscrito el oportuno convenio regulador de los efectos de esa decisión, adoptada dos años después de que anunciaran el «cese temporal» de su convivencia matrimonial. El divorcio se ha hecho efectivo después de que un juez ha comprobado que los términos del acuerdo pactado entre ambas partes se ajustan a derecho.

¿Y ahora la nulidad?

Zarzuela confirmó el «cese temporal de la convivencia conyugal» de los Duques de Lugo el 13 de noviembre de 2007, una decisión que implicó la separación de la pareja pero sin efectos jurídicos. Tras los trámites de separación legal, sus abogados dieron a conocer la noticia mediante un comunicado en el que aseguraron que guardaban una buena relación por sus hijos.

Aunque los portavoces de la Casa Real rechazaron ayer comentar si la Infanta ha iniciado o no los trámites de nulidad eclesiástica, o si tiene intención de hacerlo, esta posibilidad no se descarta tratándose de una monarquía católica. Hace meses que se especula con ello.

El Tribunal de la Rota Romana, con sede en el Vaticano, sería la instancia que estudiaría la nulidad, ha indicó Luis Zarraluqui, presidente de Zarraluqui Abogados de Familia, un prestigioso bufete en derecho familiar. En opinión de este experto, la nulidad matrimonial de la duquesa de Lugo, por pertenecer ésta a una Casa Real, iría a parar al tribunal de apelación de la Santa Sede, el más alto de la Iglesia Católica y que fue quien concedió la nulidad del matrimonio entre Carolina de Mónaco y Philippe Junot, único precedente existente.

En cuanto a los motivos que podrían alegar figura la «incapacidad psicológica» para tener una unión matrimonial verdadera, una opción donde caben múltiples supuestos, como la incapacidad de ser feliz en el matrimonio. Otra causa es la «exclusión voluntaria de las condiciones» del matrimonio canónico, como por ejemplo que una de las partes no quisiera tener hijos o que pensara ya en el mismo momento de casarse en la opción de divorciarse. La dificultad en estos casos radica en probarlo. Por último, cabe alegar defectos de forma.