Carlos Fabra aseguró ayer ante el juez que no está de acuerdo con el informe de Hacienda que detecta un agujero fiscal en su patrimonio de 880.000 euros.

Según Fabra, era "normal" que alguien que manejaba grandes sumas librara cheques y moviera dinero de unas cuentas a otras, una explicación que a la Fiscalía le parece "absurda", ya que no explica el origen de tantos fondos.

Fabra llegó a declarar ayer ante el juez Pin que de las casi 100 cuentas corrientes en las que figuraba como titular, cotitular o persona autorizada, 20 de ellas eran "casi inoperativas porque no tenían movimientos bancarios". La explicación que da el presidente de Castelló al juez para justificar este número de cuentas corrientes es que "eran necesarias para administrar su patrimonio".

Además, alegó que las tarjetas las utilizaba para pagar "sus gastos" y reveló que en el BBVA "sacó 30.000 euros con la tarjeta en el cajero para hacer un pago la semana pasada".

La justificación de que tenía un elevado tren de vida sirve a Carlos Fabra cuando tiene que acreditar por qué pidió 33 préstamos en cinco años por importe de 5 millones de euros. "El alto nivel de préstamos se debe a las variaciones patrimoniales cuando adquiríamos una casa, un apartamento o vendíamos inmuebles", asegura. Según el presidente de la diputación, era él quien controlaba las cuentas de su mujer, ya que "ella no sabía nada". María Amparo Fernández "se dedicaba a su negocio de lavandería y luego montó una zapatería y el restaurante Marenostrum", aseguró ante el juez. En general, el líder provincial del PP no ocultó que "tenía mucho dinero en efectivo debido a su forma de actuar" y que sacaba grandes cantidades de los bancos cuando le daban un préstamo. "Todo el dinero que manejaba venía de ventas de patrimonio", insistió. Sólo la compra de la parcela de Platgetes costó a la familia 60 millones de pesetas, según confesó ayer.

Respecto al préstamo supuestamente avalado por el empresario Antonio Bonet, ex presidente del CD Castellón, Fabra aseguró que se lo pagará "cuando pueda", y añadió que "no cree que hubiera otro avalista".

A preguntas del fiscal reconoció que la familia tenía "un elevado nivel de gasto y por eso pedía préstamos". Además, no guarda el dinero de los recibos.

En ningún momento admitió que sus ingresos fueran injustificados: "No hay ingresos fraudulentos, todos vienen de mi trabajo, de las ventas y los préstamos que concedían los bancos", añade. Unas veces era él personalmente quien extraía el dinero de las entidades financieras, otras lo hacía gente de "su confianza, como el chófer". Cuando tenía que ingresar una suma importante mandaba al conductor con el dinero "en sobres", pero sin darle órdenes. "No me acuerdo de todos los ingresos que he hecho desde el año 1999", dice. Finalmente, reconoció que compró un Jaguar a través de su asesoría.