La regencia de Francisco Martínez llega a su fin. El alcalde de la Vall d'Alba apura sus últimas horas como presidente en funciones de la diputación, ya que el regreso de Carlos Fabra es inminente. De hecho, podría producirse hoy mismo. El mandato interino de Martínez ha durado medio año, periodo en que no se ha impulsado ninguna acción relevante y en el que la diputación ha perdido su condición de centro político de la provincia, así como su carácter reivindicativo frente a Valencia.

A mitad de marzo, Fabra delegó poderes de manera indefinida en su vicepresidente primero y se marchó a Madrid para someterse a un trasplante de hígado. La intervención y posterior recuperación le han tenido apartado de la cosa pública seis meses y ahora ya está listo para volver. El PP le ha preparado para mañana una fiesta de bienvenida multitudinaria en el Palau de Congressos de Castelló.

El regente saborea sus últimos momentos en el despacho presidencial y se prepara para volver al edificio de las nuevas dependencias, desde donde dirige el área de Cooperación. Probablemente, Francisco Martínez ha alcanzado su techo político en estos meses en los que ha ejercido de presidente. Y no ha desperdiciado la ocasión para proyectarse públicamente. No ha habido fiesta de pueblo, feria agrícola, inauguración o acto político donde no acudiera Martínez, acompañado por el fotógrafo de la diputación. Sus visitas a las depuradoras se han convertido casi en un ritual.

En cambio, la gestión ha brillado por su ausencia. En este medio año no se ha impulsado ningún proyecto relevante y el grado de ejecución de la inversión ha sido muy bajo. Además, la diputación ha perdido su papel de centro político de la provincia y el tono reivindicativo. Durante el mandato de Martínez y en ausencia de Fabra, la Generalitat ha disuelto la sociedad pública Mundo Ilusión, promotora del parque de ocio. Además, se han paralizado dos meses las obras del aeropuerto como consecuencia del impago del Consell a Iberdrola. En ninguno de los dos casos ha habido queja pública por parte de la diputación, impulsora de ambos proyectos. Seguramente, la situación habría sido otra con Fabra.

Rivalidades internas

También durante la regencia de Martínez han salido a relucir las diferencias y rivalidades dentro del equipo de gobierno. El presidente en funciones ha sido incapaz de controlar los personalismos y los movimientos de vicepresidentes y diputados para posicionarse de cara al postfabrismo.