La restauración de la torre de la Corda, en Orpesa, tiene detractores, como el colectivo R de Renegà, que denuncian que se haya adosado una escalera de caracol metálica al monumento catalogado bien de interés cultural (BIC). Critican el importante impacto visual que genera la escalera. Desde Cultura afirman que la actuación es correcta y que ha primado el poder hacer visitable la torre y facilitar su mantenimiento, dado que la puerta original está a 6 metros de altura.

Los denunciantes consideran que poner una escalera metálica para hacer accesible el monumento es "una barbaridad" y desconocer la proveniencia del nombre "la Corda (cuerda), usada para acceder y retirada para impedírselo a los enemigos".

En Cultura dice que este tipo de escaleras y material se usan en Cataluña y otros puntos de España y de Europa y defienden la acción del arquitecto Ignacio Gil Mascarell. Además de que corroboran las catas arqueológicas efectuadas.