Agentes de la Policía Local y Nacional desalojaron ayer a la fuerza a un grupo de «indignados» que se había tumbado en la puerta del aparcamiento del Ayuntamiento de Castelló –dos de ellos esposados– para esperar la salida de las autoridades y mostrarles su disconformidad con el actual sistema político. En la intervención se produjeron algunos empujones y forcejeos, aunque no hubo heridos ni detenciones, según informó uno de los participantes en la protesta.

Los incidentes se produjeron después de la constitución del nuevo consistorio. A las once de la mañana, alrededor de un centenar de representantes del movimiento 15-M tomaron la plaza del ayuntamiento iniciado su protesta con pitos y gritos a los concejales cuando entraban en la casa consistorial. El grupo estaba separado de las puertas del ayuntamiento por un cordón policial de unos 30 policías locales. Una vez finalizado el pleno, alrededor de las 13.30 horas, los jóvenes continuaban sus protestas e intentaron acercarse a las puertas, pero la policía impidió el avance. En ese momento, una joven cayó al suelo y fue reducida por los policías sin mayores incidentes.

«Poneos a trabajar»

Al mismo tiempo, los jóvenes iban increpado e insultado a concejales y trabajadores del ayuntamiento que abandonaban paulatinamente el edificio. Entre los políticos estaban los consellers Vicente Rambla y Manuel Cervera que salieron por un lateral para evitar los abruptos pero fueron igualmente insultados por los manifestantes que les pedían que «se pusieran a trabajar» y que no fueran tan «chorizos».

Poco después salía el alcalde, Alberto Fabra, acompañado por Javier Moliner, entre otros concejales del PP, y fue igualmente abucheado al grito de «¡fuera, no nos representan!». Y como de una estudiada coreografía se tratara, cuánto más gritaban los manifestantes, la banda municipal iniciaba un nuevo pasodoble.

Poco después, siete jóvenes se sentaron en la rampa de salida del aparcamiento para impedir la salida de Alberto Fabra y del presidente de la Diputación, Carlos Fabra, además de otros concejales. Entre las primeras en salir estaba la concejala Marta Gallén quien se dirigió a los «indignados» haciéndoles una peineta. De inmediato acudieroon tres vehículos antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía y, minutos más tarde, desalojaron a los jóvenes. Cuando la rampa quedó despejada, los coches oficiales fueron abandonado el edificio y los jóvenes intentaron seguirlos, sin éxito.