El nuevo conseller de Educación, José Ciscar, ha aplicado la tijera de los recortes a la parte más débil del sistema educativo: a los niños y jóvenes con problemas de aprendizaje o en riesgo de exclusión social y a los escolares inmigrantes, el 80% de los cuales está escolarizado en colegios e institutos públicos.

Así, el próximo curso, los programas de compensación educativa, destinados a apoyar a los escolares con dificultades, sufrirán una reducción del 40% en el caso de la enseñanza pública al pasar de contar con una partida de 995.500 euros a tan solo 596.385.

Esta merma de 399.115 euros contrasta con el aumento de 18.600 euros en las ayudas a los centros concertados, que si el curso pasado obtuvieron 132.400 euros, ahora verán incrementados sus fondos un 14% al recibir 151.000. Los programas de compensación son claves para la prevención del fracaso escolar, un aspecto en el que la Comunitat Valenciana lidera la tabla nacional. Los recortes, además de la compensatoria afectan también al Programa de Acogida al Sistema Educativo (PASE), que está dedicado a la atención del alumnado extranjero, al PROA, que es un programa de apoyo y refuerzo, y al Programa de Acompañamiento Escolar (PAE), que busca no sólo atender mejor al alumnado susceptible de compensatoria, sino también al que tiene dificultades de aprendizaje. El presidente de la Asociación Valenciana de Directores de Infantil y Primaria (Avdip), Vicent Ripoll, calificó ayer este recorte de "bastante grande y arbitrario".

Ripoll, que es director del colegio público Ballester Fandos, de la Malva-rosa, una escuela con un 20% de alumnado de etnia gitana y otro 40% inmigrante, explica que tenían un único profesor de compensatoria a jornada completa (25 horas semanales), que se dedicaba a enseñar castellano a los alumnos extranjeros, y ahora tendrán que compartirlo al 50% con otro colegio.