­El presidente de la diputación, Javier Moliner, se ha plegado a las exigencias del líder del PP castellonense, Carlos Fabra, y ha designado a la pareja sentimental de este último, Esther Pallardó, vicepresidenta cuarta de la institución. El nombramiento pone en entredicho el poder de Moliner y su autonomía para elegir a los altos cargos del gobierno provincial. Con esta cesión, pretende librarse de la presión asfixiante de Fabra y su núcleo duro y, sobre todo, allanarse el camino hacia la presidencia del partido. Para lograr el cetro orgánico, a Moliner le tocará negociar de nuevo la composición de la cúpula provincial.

La marcha de Vicent Aparici al Senado dejó vacante una vicepresidencia de la diputación y desató una pugna entre Javier Moliner, que aspiraba a aupar a una persona de su confianza, y Carlos Fabra, quien reclamó el puesto para su pareja, la diputada Esther Pallardó. La acritud del conflicto se evidenció hace unas semanas cuando Fabra €que dejó la diputación pero retuvo el mando del partido€ amagó con optar a la reelección en el PP. También el núcleo duro de Fabra amenazó con presentar un candidato alternativo a Moliner en el próximo congreso provincial del PP y lanzó los nombres de la secretaria general del partido, Marisol Linares, y del alcalde de Onda, Salvador Aguilella.

Primera mujer vicepresidenta

Pese a lograr el respaldo público de Alberto Fabra, Moliner ha optado por no complicarse más la vida y ayer anunció que Esther Pallardó será vicepresidenta, la primera de la historia de la diputación. No será la tercera, como Aparici, sino la cuarta. Pese al ascenso, Pallardó no tendrá más competencias y seguirá al frente del área de Acción Social. Lo notará sobre todo en la nómina, ya que pasará de cobrar 43.825 euros al año a 65.737.

Las funciones de Vicent Aparici se las reparten personas de la confianza de Moliner. El portavoz será Miguel Barrachina, que también asciende a vicepresidente tercero; el portavoz adjunto será Vicent Sales y el área de gestión de residuos la asume Mario García. Sales y, sobre todo, García eran los favoritos de Moliner para ocupar la vicepresidencia.

En el entorno del presidente de la diputación destacaron que este «peaje» no tendrá repercusiones en el gobierno provincial porque Pallardó no logra más competencias. Según señalaron, Moliner saldrá beneficiado a corto y medio plazo. A corto, porque se libra temporalmente de la presión de Carlos Fabra y normaliza la situación en la diputación, donde la convivencia entre los dos bandos ha sido muy tensa. A medio plazo, porque se asegura que no tendrá ninguna oposición para convertirse en el próximo presidente del PP.

Futuras cesiones

Para conseguir la corona del partido a Javier Moliner le tocará negociar de nuevo con Carlos Fabra, quien pretende apuntalar a su núcleo duro antes de su marcha definitiva. En la presión que ha ejercido para que Esther Pallardó sea vicepresidenta influyen los lazos sentimentales pero también una voluntad de que se respete a su gente. De hecho, desde que Fabra es presidente del PP, la cúpula provincial del partido ha sido una traslación de la del gobierno de la diputación.