Alrededor de 75 hectáreas de alcornoques, matorral y pinar de la Serra d´Espadà pertenecientes a los términos municipales de Almedíjar y Azuébar han ardido en un incendio declarado en la tarde del lunes en el denominado barranco de la Mosquera y que hasta ayer a las 18,30 horas no se dio por controlado.

La extinción de las llamas ha estado marcada por la virulencia del viento que sopló la noche del lunes que llegó a alcanzar rachas de hasta 70 kilómetros por hora y dificultó las tareas de los más de sesenta efectivos desplazados hasta la zona. Allí se ha trabajado ininterrumpidamente con el fin de controlar los dos frentes abiertos por las llamas, uno de ellos situado a unos tres kilómetros de distancia del núcleo urbano de Azuébar.

Al parecer, el fuego comenzó alrededor de las 19 horas del pasado lunes a partir de un foco iniciado en el barranco de la Mosquera. Se trata de una zona abrupta, de difícil acceso ubicada en el término del municipio palantino donde se halla una de las zonas de mayor valor ecológico del parque natural de la Serra d´Espadà en la que se encuentra el bosque de alcornoques mediterráneos más importante de la Comunitat Valenciana.

El viento que soplaba esa noche facilitó que el fuego pasara de uno a otro término municipal abriendo dos flancos por las dos caras de la pista forestal que separa el término de Azuébar del de Almedíjar. Tras recibir el aviso el 112 a las 19,34 horas y comprobar la situación, el consorcio provincial de bomberos de Castelló ubicó un PMA a la entrada de Azuébar desde donde dirigir a los más de sesenta efectivos pertenecientes a cinco parques rurales de Emergencia y los parques de bomberos del consorcio de Segorbe, Nules, Onda y Castelló que, durante la jornada de ayer, estuvieron movilizados para la extinción. Desde primera hora de la mañana, cuatro efectivos aéreos se sumaron a los trabajos. Alrededor de las cinco de la madrugada de ayer martes, las condiciones meteorológicas mejoraron lo suficiente para iniciar la estabilización del fuego que no quedó controlado, sin embargo hasta las 18,30 horas de ayer martes.

Según ha podido conocer Levante de Castelló, fuentes oficiales de la investigación señalaron que a falta de confirmación, todos los indicios apuntan a que el fuego que comenzó sobre las 18,45 horas, "fue provocado". Todo ello, tras barajar varias hipótesis en las que la quema de rastrojos incontrolada por parte de algún agricultor o la posibilidad de que hubiera sido causado por algún excursionista perdiesen fuerza debido a las horas en las que se produjo, cuando ya había oscurecido. Aún así, efectivos de investigación de las brigadas de bomberos trabajan para determinar las causas exactas de este incendio que, en una primera estimación, parece haber afectado a 60 hectáreas de matorral y unas 15 de pinos y alcornoques de las que 34 hectáreas pertenecerían a término de Azuébar y 41 al de Almedíjar.

Alto valor ecológico

Por su parte, el alcalde de Azuébar, Gerardo Miravete, mostraba ayer su desazón por el incendio debido al alto valor ecológico del entorno de este barranco "que es una zona de enorme riqueza vegetal". "Afortunadamente el viento desvió al fuego del pulmón del bosque de alcornocales hacia el barranco de Román en término de Almedíjar, la situación durante la noche por el fuerte viento ha sido bastante alarmante", aseguró. El alcalde apuntó ayer que todavía era pronto para sacar conclusiones pero barajó como hipótesis principal que el incendio pudiera haber sido intencionado. "Por el tramo donde se sitúa el foco de inicio en la pista, resulta difícil que a estas horas fueran unos excursionistas y además, parece ser que tampoco hay zonas de cultivo en los que una quema de rastrojos hubiera provocado el fuego, por lo que todo apunta a que haya sido provocado".

Desde que conociesen la noticia, los vecinos de Azuébar se reunían en la zona de la PMA con el fin de conocer, de primera mano la situación en la que se encontraba el incendio. Durante toda la jornada de ayer, la entrada al municipio se convertía en punto de reunión para los azueberos que mostraban su preocupación.