En contra de lo prometido, la plantilla del CD Castellón comprobó ayer con preocupación cómo siguen sin pagarse las dos nóminas, las correspondientes a los dos últimos meses de 2011, que les debe el club. El lunes es ahora el siguiente plazo marcado y la desconfianza crece en el vestuario. El encargado de los pagos, el máximo mandatario Fernando Miralles, alude a retrasos en las gestiones bancarias, al tiempo que asegura a los afectados que el dinero llegará, que ya tendría que estar.

El tema de los impagos flotaba en el ambiente de la Ciudad Deportiva, donde los jugadores no escondieron su inquietud. La situación recuerda peligrosamente a la vivida la pasada temporada, cuando las promesas de pago, entonces de Antonio Blasco, se eternizaron hasta acumular varios meses de retraso, que provocaron, primero, un bajón en el rendimiento deportivo y colectivo de los jugadores y, después, una serie de protestas públicas de los mismos, bien a través de comunicados o pancartas, bien con sentadas en el inicio de los encuentros.

Unos impagos que causaron en junio el descenso administrativo a Tercera división, tras las denuncias de los afectados ante los organismos competentes. Algunos de los que retiraron sus quejas han vuelto a denunciar, bloqueando la tramitación de fichas de los hipotéticos refuerzos.