Antonio Blasco lleva desde el 5 de enero negociando con Paco Chinchilla la venta del CD Castellón ante los incumplimientos de Fernando Miralles. Consciente de de que más pronto que tarde el empresario de Figueroles anunciaría su retirada, el portavoz de Castellnou SL ofreció el club al exfutbolista y asesor fiscal quien, a cambio de sentarse a hablar, exige como condiciones indispensables la auditoría, la actualización del Registro Mercantil, la convocatoria de la junta extraordinaria de accionistas, la recuperación del fútbol base (ahora en poder de la Fundación) y conocer el grado de colaboración y participación del ayuntamiento y la diputación.

Precisamente por ello, Chinchilla está pendiente de mantener una reunión con el alcalde de la ciudad, Alfonso Bataller, y con el presidente provincial, Javier Moliner, para tantear la predisposición de ambas instituciones y, al mismo tiempo, explicarles su proyecto deportivo y económico como presidente del Castellón.

Tanto el consistorio como la diputación están al corriente de la grave situación del club. De hecho, el miércoles de la semana pasada ya se reunieron los citados Bataller y Moliner, con la concejala de deportes, Begoña Carrasco, y los diputados y ediles, Miguel Ángel Mulet y Vicent Sales, en el despacho de alcaldía para debatir sobre la posibles soluciones ante la amenaza de abandono de Miralles que denunció este periódico.

En las conservaciones prácticamente diarias, tampoco se ha descartado la posibilidad de una refundación, ya que se quiere evitar a toda costa que Castellnou obtenga un beneficio de la intervención pública.

Blasco tiene muy claro que no volverá a las oficinas de Castalia. Ni siquiera ante la espantada ayer mismo de Miralles. Sabedor de la crispación existente en el albinegrismo y las imprevisibles consecuencias de su presencia al frente del Castellón, prefiere de nuevo un vacío de poder antes que recuperar el control como representante de Castellnou.

Intento el pasado verano

Cabe recordar que el pasado verano, Blasco ya negoció la compraventa del club con Chinchilla. Las conversaciones se prolongaron un par de semanas, hasta que el asesor fiscal se retiró, cansado del doble juego del propio portavoz de Castellnou, que cambiaba de opinión respecto a las condiciones del acuerdo de un día para otro. Ahora, vuelve a la carga.

Chinchilla, que posee una gestoría en la avenida Rey don Jaime de la capital de La Plana, participó como jugador en el penúltimo ascenso a Primera División de la temporada 1980-81. Casado en Castelló, además de su condición de asesor fiscal, ejerce como gestor de empresas, habiendo estado siempre vinculado al fútbol de la ciudad a través de Futur Castelló.