La próxima semana finalizarán los trabajos de construcción y puesta a punto de las instalaciones del proyecto Castor de almacenamiento de gas subterráneo, frente a las costas de Vinaròs, que han supuesto una inversión de casi 1.300 millones de euros.

El presidente de la empresa Escal UGS, Recaredo del Potro, explicó ayer que hace tres años se puso como fecha de final de estos trabajos ese día, el 25 de mayo, "pero terminaremos el lunes o el martes de esta próxima semana, después de más de tres años de construcción terminamos con un par de días de retraso sobre la previsión, estamos sumamente satisfechos de cómo han ido las obras y de los plazos".

Del Potro indicó que en unos días tendrán el acta de puesta en marcha, pero el gas colchón no podrá inyectarse en el subsuelo marino hasta mediados de junio, "donde sí se ha habido un cierto retraso ha sido en la inyección del gas colchón, ya que la compra la realiza la administración y ha habido un retraso en la organización de esta compra y según nos comunica la Administración central, el gas no estará disponible hasta el 15 de junio". Por ello, "tendremos que esperar hasta entonces para inyectar el gas colchón en el subsuelo marino".

Este gas permanecerá dentro del almacén subterráneo bajo el mar, "dado que no se puede sacar hasta la última molécula de gas, se vacía el gas de trabajo y vuelve a llenar, pero el gas colchón sigue ahí", explicó Del Potro. Asimismo, este almacenamiento es el que tiene una de las proporciones más bajas de gas colchón de este tipo de infraestructuras.

En estas últimas semanas se ha realizado la puesta en marcha de los equipos en las instalaciones terrestres y marinas, además de haber dado paso al gas en las conducciones de ambas instalaciones, sin haberse inyectado nada al subsuelo marino, para ver que todo funcione correctamente.

El presidente de Escal explicó que los equipos de construcción marcharon hace ya unas semanas para dar paso a los equipos de puesta en marcha. Estos equipos están actualmente transfiriendo el mando de las instalaciones al equipo de operación que trabajará durante los próximos 30 años, como mínimo. Afirmó que "en los momentos álgidos de la construcción en Vinaròs, tanto en tierra como en el mar, trabajaron más de mil personas". Una vez estén en marcha estás instalaciones trabajarán un centenar de personas de forma permanente, sin contar los periodos de mantenimiento anual donde habrá más gente.

Destacó que durante los trabajos "la seguridad ha sido una de nuestras obsesiones y lo será una vez estén en marcha las instalaciones". Así, explicó que durante los más de tres millones de horas de trabajo "no hubo prácticamente accidentes de trabajo, las bajas que más han durado fueron 2 esguinces de tobillo".

Un consorcio de 19 bancos aportó los 1.300 millones del proyecto

La empresa Escal UGS promotora del Proyecto Castor está integrada por ACS por parte española, y CLP, por parte canadiense, a las que se unirá Enagás una vez la infraestructura gasista entre en servicio. El Castor se empezó a fraguar en 1998 y es una reserva estratégica de gas para España. El coste de la ejecución del proyecto es de 1.300 millones de euros, financiado por un consorcio de 19 bancos de ámbito nacional e internacional. Y la desviación presupuestaria es del 1 por ciento, según los datos de la empresa, tras revisar los precios fijados en 2007.

El proyecto consistió en convertir un antiguo yacimiento marino de petróleo en un almacén subterráneo de gas natural para proporcionar estabilidad y fiabilidad de suministro al sistema gasista español. Este yacimiento se encuentra situado en el subsuelo de las aguas del Mar Mediterráneo, a más de 1.700 metros de profundidad, y a 22 kilómetros de Vinaròs.

El proyecto Castor consta de dos plantas, una terrestre y una marina, y un gasoducto que une ambas. La planta terrestre se encuentra junto la CV-10, en el término municipal de Vinaròs.

La planta marina se encuentra a apenas 22 kilómetros de la costa vinarocense.

El gasoducto, que se divide en tres tramos, el terrestre con 8 kilómetros, y el submarino con 22 kilómetros, se realizó buscando el mínimo impacto posible, recuperando la zona afectada por donde pasa el mismo. Para minimizar el impacto visual en la zona de Sol de Riu, donde el gasoducto terrestre se une con el marino, se construyó un microtúnel que se inicia a unos 100 metros de la costa, de dos metros de diámetro, y cuya salida se encuentra a 250 metros mar adentro.

Pese a la oposición de algunos colectivos de la comarca y de las provincias limítrofes el proyecto es una realidad.