"Castelló es la única ciudad de España que tiene una estación de autobuses sin dueño", señalaba ayer un conductor para explicar las causas de la presencia habitual de compañías de autobuses irregulares. La llegada de autocares clandestinos se repite cada día en el recinto castellonense desde hace una década ante la desidia de la Generalitat Valenciana, administración responsable de la estación, lamentaron ayer fuentes de empresas legales que operan en la capital de la Plana.

La venta de billetes fraudulentos empezó dos años después de inaugurarse en 2000 la nueva ubicación, situada junto a la de Renfe, añadía una veterana empleada de una empresa, una situación que achacó al estado de abandono del recinto. Desde entonces, cerca 20 autobuses irregulares, la mayor parte con destino al extranjero, parten de la capital de la Plana sin que las fuerzas de seguridad o la administración pública hayan tomado cartas en el asunto. La policía ha actuado en ocasiones esporádicas para retirar de los andenes los vehículos ilegales tras ser requerida por las líneas regulares, mientras los propios empleados se han encargado de comprobar si un autobús goza de los permisos de entrada exigidos.

Ahora, la avería de un autobús de una empresa ficticia la semana pasada en la AP-7 en Santa Magdalena de Pulpis, que dejó tirados durante 24 horas a sus pasajeros en la carretera, ha sacado a la luz esta práctica. La Guardia Civil ha abierto una investigación a esta firma y de momento no han trascendido más datos de la operación. Conductores y trabajadores de la estación reiteraron que estas compañías clandestinas operan desde hace una década, aunque desconocían cuáles de las que no forman parte del circuito oficial actúan de forma ilegal, dado que algunas de estas empresas sí han tramitado los permisos pertinentes.

Asimismo, criticaron el escaso cuidado de la estación por parte del Gobierno valenciano. Incluso había quien apuntaba desconocer quién era el propietario. El aspecto de la terminal, con bancos rotos y suciedad acumulada en el suelo, confirmaba estas palabras y evidenciaba la falta de mantenimiento. También carecía de un servicio de vigilancia a pesar del importante trasiego de personas que suele registrar. Desde la Conselleria de Infraestructuras no ofrecieron explicaciones al estar "de vacaciones" el técnico responsable del área de transporte en Castelló.

La estación es un recinto abierto al que puede acceder cualquier vehículo. La circulación de firmas irregulares se ha consolidado y las empresas autorizadas afrontan esta situación con resignación, viendo como otras líneas llevan a cabo desde hace años una competencia desleal. Normalmente, estos autocares clandestinos aparcan en zonas liberadas y cargan su pasaje en el menor tiempo posible. Sin embargo, también hacen uso en ocasiones de los andenes oficiales cuando se encuentran sin ocupar, retirándose de los mismos cuando aparece el autobús de la empresa concesionaria.

El vendedor de billetes clandestino que Levante de Castelló localizó el domingo, volvió ayer a la estación, a pesar de la denuncia pública. Se hace llamar Maradona.