Después de varias intentonas y no menos polémica dentro y fuera del municipio, Càlig ya tiene quien se encargue oficialmente de los enterramientos. Ayer, y después de aglutinar en una misma jornada las dos pruebas que restaban, el tribunal eligió a uno de los tres aspirantes que habían pasado el corte inicial para ocupar la plaza. A la una menos dos minutos un vehículo cuatro por cuatro trasladó desde la Casa de la Cultura hasta el cementerio de Càlig a los tres aspirantes a la plaza de peón de servicios múltiples y sepulturero que superaron las dos pruebas anteriores. Era la prueba práctica: cerrar el nicho y otras funciones. A la una en punto el tribunal de funcionarios de carrera y de peones de idéntica categoría de municipios se desplazó hasta un tranquilo cementerio para realizar, con la paz y sosiego que transmiten los camposantos, las demostraciones de los aspirantes con la lección del amplio temario bien aprendida.

Desde allí, el tribunal decidió hacer, seguidamente, la última de las pruebas: la de valenciano. Una vez con la puntuación final en la mesa, se eligió al mejor situado de los tres. La alcaldesa, la socialista Ernestina Borrás, confirmó ayer que la plaza estaba adjudicada y que se había decidido unir las dos pruebas para completar el proceso cuanto antes.

Polémica

El consistorio cumplía así con su objetivo de cubrir la plaza, aunque no ha sido antes de las pasadas fiestas mayores como se pretendía en un principio. Un suspenso generalizado en la primera convocatoria obligó a tener que realizar nuevas pruebas que quedaron amplificadas por la difusión de los medios de comunicación, con lo que los aspirantes admitidos a la segunda convocatoria fueron 86.

La segunda prueba, celebrada a mediados de este mes, consistió en varias preguntas sobre la historia y municipio "nombres de calles, partidas o polígonos", señaló la primera edil socialista. Entre las notas destacó el 10 que obtuvo uno de los aspirantes, un exdiputado y exconcejal del consistorio, lo que dio pie a los comentarios y bromas tras el fracaso generalizado de la primera convocatoria.