Los seis primeros consejos escolares de Castelló que han sometido a votación la opción de introducir la fiambrera en los comedores de los colegios públicos dijeron "no" por unanimidad y han abierto el camino a un rechazo generalizado en la práctica totalidad de los 151 centros de la provincia.

Así lo confirmó ayer la Asociación de Directores de Primaria de Castelló después de un encuentro en el que se recopilaron los primeros resultados de la provincia y se fijó un posicionamiento unánime en contra de la medida. De cumplirse las previsiones de los máximos responsables de los centros, y teniendo en cuenta el rechazo de los padres, la mayor parte de los colegios de la provincia impedirán que los niños puedan acudir al comedor escolar con una fiambrera de casa.

Esta fue una de las conclusiones a las que se llegó ayer en una reunión extraordinaria de la asociación de directores de primaria castellonenses celebrada en el colegio Jaume I.

El decreto de la fiambrera era el punto prioritario del orden del día y el debate fue casi unánime a la hora de cuestionar la propuesta de la Generalitat Valenciana como un intento velado de suprimir progresivamente el servicio público de comedor.

Tanto directores como Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (ampas) argumentan que la Conselleria de Educación no ha establecido una regulación clara y que sigue en el aire quién va a cuidar de los niños, quién va a vigilar que el manejo de los alimentos sea correcto y quién va a garantizar la seguridad de los pequeños. "Esta medida deja muchas dudas al descubierto, porque aunque la comida casera pueda sustituir la comida de los catering o las cocinas de los centros, sigue siendo necesaria la figura de monitores que controlen la alimentación del alumnado de Infantil y los primeros cursos de Primaria", apuntan los portavoces de FAPA-Penyagolosa.

La postura de las Ampas parte del hecho de que serán los consejos escolares de cada centro los que tendrán potestad para aceptar o no la implantación de la medida. A juicio de las ampas, la conselleria ha delegado toda responsabilidad sobre los consejos, que serían los autorizadores y responsables de cualquier incidente que se pudiera producir.

Según FAPA-Penyagolosa, la introducción de la fiambrera "pondría innecesariamente en riesgo la salud de los escolares ante posibles intoxicaciones o manejos inadecuados de alimentos". Otra de las preocupaciones que exponen la FAPA y los directores es la pérdida de la dieta equilibrada de los escolares y las consecuencias para su bienestar futuro.