Todos los grupos políticos con representación municipal, vecinos y la asociación más volcada con los inmigrantes de Onda (Quisqueya) condenaron ayer el atentado contra la mezquita, que sufrió un incendio provocado en su puerta durante la madrugada del martes, tal y como denunció el centro cultural islámico Ibn al-Abbar.

Mientras la Guardia Civil continúa investigando los hechos, según informaron ayer desde la comandancia, llegaban las primeras reacciones. El alcalde de Onda condenó en su perfil de Facebook "cualquier tipo de violencia" y reprodujo el comunicado que emitió el ayuntamiento el día anterior en que la corporación "lamenta y condena" lo sucedido. "Frente a este hecho aislado, el consistorio reitera su defensa y respeto a cualquier vecino o agrupación de la localidad", al tiempo que anunciaba una investigación de los cuerpos de seguridad.

Igualmente, el portavoz del PSPV-PSOE, Juan Miguel Salvador condenó "cualquier acto de violencia y de racismo" y remarcó que los puntos de vista "diferentes que cada uno pueda tener no se solucionan así".

El tercer grupo político con representación en el ayuntamiento, España 2000, que el año pasado llevó a cabo una campaña -con manifestación y recogida de firmas incluidas-, para alejar la mezquita fuera del casco urbano por las "molestias" que ocasionaba a los vecinos, también condenó el ataque, "ya que estamos en contra de cualquier tipo de violencia", según trasladó su edil, Santiago Bojados, mientras su partido elabora un comunicado oficial.

Del suceso en sí, de lo poco que trascendió ayer es que el aviso se dio a la Policía Local a las seis de la mañana, cuando los fieles, que normalmente acuden a esa hora a rezar, se percataron de los destrozos. Por otra parte, además del líquido inflamable para quemar la mezquita, podría haberse utilizado también papel, según trasladó ayer un miembro de la corporación municipal que se interesó por la investigación.

"No hay motivo"

Si el fuego se hubiese propagado, una de las primeras afectadas hubiesen sido las dos vecinas de arriba del centro cultural islámico, quienes no vieron ni escucharon nada. Las dos residentes, aunque condenaron los hechos, tampoco escondieron su rechazo a que el centro religioso se ubique debajo de su hogar.

"Hubiese sido un desastre, ya que tienen muchas alfombras y moqueta. No quiero que la mezquita esté debajo de mi casa, y pedí que la quitarán de aquí en una recogida de firmas, pero no hay razón para que le prendan fuego", comentó Asunción Solà, quien también recordó la pelea que hubo el día anterior.

La ONG Quisqueya es una asociación volcada en los más desfavorecidos, y la inmigración es uno de sus campos de actuación. Para uno de sus responsables, el párroco José García, la situación es "preocupante", y cree que el intento de quemar la mezquita es señal "del odio que se está acumulando contra la población árabe".

El religioso, que recibió hace años el "Seny Onder" por su labor hacia la integración, cree que este tipo de violencia "será de un grupo minoritario", pero "al mismo tiempo hay mucho rechazo a los marroquís por parte de mucha gente", algo que García achaca "al desconocimiento, porque tienen otra cultura, pero son personas como nosotros, no son ninguna amenaza".

Sin embargo, según continúa García, "por culpa de la crisis hay mucho malestar, la gente no encuentra trabajo y le quiere culpar a alguien, en este caso a los inmigrantes, pero no es así, ellos vinieron a buscar trabajo, y la responsabilidad de esta situación la tienen los que tienen el capital, como los bancos, y hay gente que ha abusado de préstamos".