El presidente de la Diputación de Castelló, Javier Moliner, pretende conservar la mayor cantidad posible de patrimonio artístico de la Fundación Caja Castellón en la provincia pese a los graves problemas de liquidez que arrastra la entidad. Moliner fue elegido el martes presidente de la Fundación tras la dimisión de Antonio Tirado y la disolución de la institución en cumplimiento de la nueva ley de reestructuración del sector bancario, que prevé la conversión en fundaciones de las cajas de ahorro que han quebrado por la crisis.

El pasado mes de mayo, durante un pleno de la diputación, Moliner ya mostró su intención de que toda la obra social de Caja Castellón siga en la provincia. Un deseo que tiene difícil cumplimiento, si se atiende a los graves problemas de gestión que asfixian a la entidad. "En estos momentos es vital no dejar de lado a quienes más nos necesitan, por eso no dejaremos que decaiga la importante contribución de esta entidad en materia cultural, social, natural, pedagógica y deportiva para nuestros ciudadanos", aseguró.

La Obra Social Caja Castellón se encuentra en la situación más complicada de su historia tras la ingente labor de acumulación de patrimonio que ha llevado a cabo en las últimas dos décadas. Al ERE de 38 de sus 42 trabajadores se une que la Fundación castellonense dejará de percibir los más de 6 millones anuales que recibía de Bancaja aunque, a cambio, recibirá una dotación de 20 millones por la nueva refundación.

La sede de Bancaja en Castelló es heredera de la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad y posee un patrimonio artístico de considerable valor adquirido desde los orígenes de la entidad fundada en el primer año del siglo XX. El inventario de obra de la entidad recoge firmas de autores tan destacados como Vicente Castell, Juan Bautista Porcar, Ramón Stolz, Vidal Serrulla, Soler Blasco, el escultor Juan Bautista Adsuara, Ramón Paús, Gimeno Barón, Traver Calzada, Amat Bellés, Michavila, Puig, Prades, y otros muchos, entre los que también se encuentran Manolo Boix, Esteve Edo, Salvador Soria y Córdoba Chaparro.

El valor de la obra artística y patrimonio inmobiliario es difícil de calcular, en especial en estos momentos de crisis. Mucho de este patrimonio se adquirió a través de compras, donaciones y absorciones de otras cajas menores que ha ido efectuando la entidad desde que en 1991 nació tras la fusión de las cajas de ahorros de Valencia y Castelló. Al elenco artístico de indudable calidad en Castelló se une que la entidad es propietaria de al menos 27 inmuebles, incluidos el que alberga su sede en la capital de la Plana (Edificio Hucha), el Centro Cultural Casa Abadía, y la Iglesia de San Miguel.

Diecisiete de ellos los tiene cedidos a ayuntamientos (caso del Palau de Vivel de la Vall d'Uixó) o a entidades de interés social, como el Centro de Atenciones Sociales de Vila-real, cedido a Cáritas. La refundación de la entidad arroja grandes incertidumbres sobre el futuro de algunos de estos edificios emblemáticos que dan sede a ONG arraigadas en la sociedad. Lo costoso del mantenimiento de los inmuebles deja en el aire si la Fundación decidirá en el futuro enajenarlos para obtener mayor liquidez.