Entrar en una aula de primaria y no ver ni un solo libro era una impensable hace unos años. Los nuevos avances tecnológicos, constantes e imparables, ofrecen un sinfín de posibilidades que alteran las formas de trabajo, también en la educación. Es el caso del colegio La Mediterrània de Orpesa , donde los alumnos de cuarto y quinto curso aprenden con tabletas electrónicas.

Este centro de Orpesa es, junto con el José Soriano de Vila-real y el Germans Ochando de Almassora, uno de los que ha puesto en marcha este programa piloto en educación primaria. Desde hace dos semanas, sus maestros compaginan las lecciones propias de su temario con la adaptación a este nuevo sistema de enseñanza. "Para ellos es muy motivador trabajar con tabletas", comenta María Calero, tutora de la clase de quinto A, una de las responsables del proyecto. Y es que, a pesar de la novedad que supone esta metodología, los alumnos "están muy contentos porque llevan la tecnología la orden del día". Además, resulta una ayuda "haber trabajado con pizarras digitales desde hace varios años".

Todos los alumnos tienen un correo electrónico corporativo del centro con el que acceder a la carpeta de "dropbox", un sistema de almacenamiento de archivos en la nube disponible para la mayoría de sistemas operativos, de su curso. Allí encuentran los ejercicios que deben realizar, tanto en clase como en casa, y sus correspondientes lecciones.

Los avances no terminan ahí. A diferencia de otros centros, en La Mediterrània no se trabaja con libros digitales. Los maestros crean sus propios contenidos. Según explica la directora Milagros Malo, "el centro cuelga un esquema con los contenidos que deben impartirse y los profesores crean los materiales". Esto, como reconoce la maestra María Calero, supone un esfuerzo extra para el profesorado sobre todo para este curso, ya que se está empezando de cero.

Se trata de un escenario nuevo para todos. De hecho, en la escuela de padres este curso se impartirán clases sobre el uso de la tableta. Tanto se han modificado los hábitos tradicionales que, como afirma María, "hemos cambiado el requisito de hacerse la mochila cada noche por el de cargar la batería de la tableta".

A pesar del avance que supone el uso de la tableta -los niños lo ven "muy divertido y sencillo"- el papel no va a caer en el olvido. Aunque Milagros Malo asegura que "libros de texto como los hemos conocido van a desaparecer", la directora del centro recalca que "el papel continuará en los libros de consulta, por ejemplo".

No dejar de lado el papel

Según Malo, "es fundamental que los niños tengan caligrafía para sepan hacer una buena presentación escrita". Algo que corrobora María, que considera que el trabajo en papel es indispensable para corregir faltas de ortografía. Los alumnos leen los enunciados de los ejercicios pero los realizan en la libreta. Una vez corregidos, los pasan a la tableta. "Deben aprender habilidades básicas como escribir en papel", indica .