Un día después de ser condenado a cuatro años de cárcel por cuatro delitos contra la Hacienda Pública, Carlos Fabra compareció ante los medios para proclamar que no es un corrupto y anunciar que agotará las balas legales que le quedan, que son pocas, para demostrar que no es un defraudador. El exdirigente del PP manifestó que confía en no ingresar en prisión y descartó pedir un indulto. Con tono desafiante, Fabra metió a todos los ciudadanos en el mismo saco al decir que a cualquiera al que practiquen las inspecciones fiscales que a él «seguro que le encuentran algo». El expresidente provincial obtuvo entre 1999 y 2003 ingresos no justificados por importe de 1,7 millones euros y defraudó a Hacienda casi 700.000 euros.

Carlos Fabra convocó una rueda de prensa en el hotel Doña Lola de la capital de la Plana, propiedad de la presidenta de la Cámara de Comercio (de la que es secretario general), María Dolores Guillamón. Vestido con traje azul marino, camisa a rayas y corbata con motivos taurinos y sentado frente a una mesa adornada con un gran centro de flores, compareció solo ante los numerosos medios congregados. Leyó primero un comunicado que llevaba escrito y luego se sometió a las preguntas de los periodistas, aunque rehuyó alguna de ellas.

El político retrocedió en el tiempo para recordar que hace diez años «un sujeto (Vicente Vilar), animado por determinados dirigentes socialistas que le han apoyado vía acusación popular (la UCE) hasta el final, propició el inicio de una cacería político-mediática sin precedentes contra mí».

Una actuación de la que se derivó «una pertinaz investigación fiscal, al amparo de una campaña de descrédito continua con más de cien inspecciones tributarias personales en un año». Fabra advirtió después a los periodistas de que a cualquiera le puede pasar lo mismo que a él. «Si a ustedes mismos la inspección fiscal les hace más de cien inspecciones fiscales en un año, seguro que les encuentran algo», proclamó. Unas declaraciones con las que pareció restar importancia a la condena de cuatro años de cárcel por defraudar casi 700.000 euros. Fabra se queda con que la sentencia «demuestra» que su actuación política «fue correcta, no hubo corrupción, ni cohecho ni tráfico de influencias. Nada enturbia, pues esa etapa de mi vida». Sin embargo, la propia resolución judicial subraya «la personalidad del infractor» y recalca que, como dijo el fiscal Anticorrupción, Fabra «se trataba de un presidente de Diputación que recaudaba impuestos y luego eludía el pago del IRPF correspondiente».

El exdirigente del PP dijo sentirse «fuerte, pese a soportar diez años de infundios». «No sé dónde está el infierno y espero no saberlo nunca; pero ahora sé cuánto dura, como poco, diez años», espetó.

Sobre su posible ingreso en prisión, afirmó no tener miedo y añadió que aún le quedan opciones de dar la vuelta a la sentencia. «No tengo miedo de ir a prisión, hace muchos años que me afeito. Espero no ir, espero ganar, en el Supremo o ante el Constitucional. Estoy muy tranquilo. La cárcel tendrá que esperar una larga temporada. Espero que no me espere», aseveró. Dijo que no pedirá ningún indulto; en todo caso, «estamos muy lejos de eso».

Sobre su decisión de darse de baja del partido, admitió que «ha sido dolorosa», pero que «tenía muy claro lo que haría cuando hubiera una sentencia, aunque no fuera firme». «Siempre he distinguido entre la imputación y la condena. Aún queda mucho recorrido por delante para demostrar mi inocencia. Siempre he sido muy consecuente conmigo mismo».

El hasta hace año y medio todopoderoso presidente provincial del PP, dijo no echar de menos el apoyo del partido. «Tengo el apoyo mucha gente, de la que era amiga antes y sigue siendo amiga ahora», unas palabras que sonaron a reproche a los muchos que le han dado la espalda. Fabra admitió no haber hablado con Alberto Fabra ni con Javier Moliner. «No tengo por qué hablar, y menos ahora que ya no soy afiliado», apostilló.

La baja del PP se la comunicó Fabra por correo a la secretaria provincial del PP, Isabel Bonig, cuando se enteró el lunes del contenido de la sentencia, antes incluso de que le fuera notificada oficialmente. Tampoco ha recibido ninguna llamada de Mariano Rajoy, pero sí cerca de 700 llamadas y mensajes de apoyo, según aseguró.

Sigue en la Cámara y Puerto

Carlos Fabra manifestó que, pese a estar condenado, seguirá de secretario general de la Cámara de Comercio y de consejero del Puerto de Castelló. El PSPV pidió ayer que se le excluyera de estos dos cargos.