Al igual que reza el viejo proverbio latino "Caesar caesaris, deus dei", o lo que es lo mismo, "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", las palabras en las que el obispo de la diócesis de Segorbe-Castelló, Casimiro López Llorente, aseguraba que los matrimonios homosexuales provocan un "notable aumento de hijos con perturbaciones de su personalidad" parecen haber levantado ampollas en diversos sectores de la sociedad castellonense.

Aunque algunos de los fieles que ayer visitaron la concatedral de Santa María y sus alrededores suscribieron las palabras del obispo, en general fueron más numerosas las opiniones que reclamaron una menor injerencia de la Iglesia en los asuntos civiles y calificaron de "retrógradas" dichas manifestaciones. "Lo más importante, independientemente del sexo de los padres, es la dedicación y el amor que se dé a los hijos", expresaba Ana, vecina de Castelló, que puntualizaba que "es como si dijera que los hijos de personas viudas o divorciadas corren ese mismo riesgo, lo cual me parece totalmente anticuado y carente de sentido".

De la misma opinión era Silvia. Madre de dos hijos, a su juicio "la orientación sexual no tiene nada que ver, porque a la hora de educar a un niño hay cosas mucho más importantes". "¿Significa eso que una madre soltera o un viudo tampoco pueden criar bien a sus hijos?", se preguntó.

"Nos parece una tontería que, con la cantidad de problemas que tiene la gente y con los problemas que está generando la crisis, el obispo se dedique a hablar de las parejas homosexuales, porque lo que dice es algo que nos parece que no tiene sentido", alegaron Pablo y Sheila, padres de dos pequeños.

"El obispo debería dejar de opinar sobre estos temas, porque en primer lugar él no tiene hijos ni ningún sacerdote tampoco", afirmaron Alicia y Maribel, abuelas de varios nietos, que recordaron que "eso es una cosa particular de cada uno y entendemos que la Iglesia no debería meterse en esas cosas". Además, añadieron que con ese tipo de declaraciones "lo único que hacen los curas es alejar todavía más a la gente de la Iglesia católica porque, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren, cada vez parecen estar más lejos de la sociedad".

"Los niños a veces son crueles y se burlan de otros pequeños, pero eso no tiene nada que ver con que un niño pueda desarrollar ciertos problemas por tener dos madres o dos padres", afirmó María José, quien resaltó que "pueden recibir exactamente la misma educación que cualquier niño que nazca en el seno de una familia tradicional porque hoy en día los matrimonios homosexuales, igual que las parejas divorciadas, están normalizados".

Opiniones a favor

No todos los fieles tenían ayer una opinión negativa respecto a las valoraciones del obispo sobre los hijos de matrimonios homosexuales. Algunos castellonenses suscribieron ayer las palabras del sacerdote. "Creo que el obispo sí tiene algo de razón porque si a veces para un niño ya es difícil asimilar las diferencias entre los roles femenino y masculino en una pareja, tener como padres o madres a dos personas del mismo sexo puede resultar contraproducente", afirmaba Elvira, que reconocía que "según mi opinión, es más sencillo que, al carecer de referentes tradicionales, esos niños puedan llegar a tener más problemas en un futuro".

También Manuel, abuelo de tres nietos, afirmó que "lo normal es que un niño tenga padre y madre, pero tener dos padres o madres sólo contribuye a confundir al niño, por lo que apoyo lo que ha dicho el obispo sobre los matrimonios homosexuales".