«La garrofa es una materia prima con una gran cantidad de aplicaciones», explican en la asociación. «En los últimos tiempos -añaden-, diversos estudios han puesto de manifiesto, que tanto la algarroba como la semilla, contienen nutrientes con un gran potencial funcional, utilizados en alimentación humana, en alimentos destinados a personas diabéticas, deportistas o para reducir el colesterol, entre otros. «Por otro lado, en alimentación animal, es demandada no solo por la riqueza en azúcares y fibras, sino porque también posee propiedades que estimulan el sistema inmunológico de los animales», explican. j. S. castelló