Los centros de salud de la provincia de Castelló registraron durante el verano pasado siete atenciones sanitarias por golpes de calor, según los datos facilitados ayer por la Generalitat Valenciana. Se trata de la cifra más elevada por número de habitantes en la Comunitat, ya que en Valencia también siete atenciones y en Alicante ocho. Esta situación hace que el gobierno valenciano siga con su programa de prevención y atención a los problemas de salud derivados de las olas de calor y que este año se prolongará hasta el 30 de septiembre.

El objetivo es «prevenir, minimizar y evaluar» los impactos en la salud de la población derivados de las altas temperaturas, con especial atención a la presencia de olas de calor, y se desarrollará en todo el territorio de la Comunitat, con las «especificaciones necesarias» en cada departamento de salud. Desde la Conselleria de Sanidad se justifica la puesta en marcha de este programa, que se desarrolla desde el año 2004, debido a que las temperaturas excesivamente elevadas «son una amenaza para la salud pública, ya que contribuyen a las defunciones por enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cerebrovasculares, sobre todo entre las personas de edad avanzada».

La exposición a temperaturas excesivas afecta especialmente a los niños, a las personas mayores y a los enfermos con enfermedades crónicas de base. Desde un punto de vista social, «la marginación, el aislamiento, la dependencia, la discapacidad o las condiciones de habitabilidad de las personas con menos recursos, añaden factores de riesgo que hacen aún más vulnerables a determinado colectivos», añadió el Gobierno valenciano.

El golpe de calor se caracteriza por un incremento de la temperatura corporal central por encima de 40 grados centígrados y alteraciones del sistema nervioso central entre las que predomina la encefalopatía. Es bastante común que se llegue al coma. Se trata de una emergencia médica y causa tratable de fracaso multiorgánico.

Las dos formas habituales de presentación son la relacionada con el ejercicio en ambientes calurosos (que afecta fundamentalmente a individuos jóvenes sanos) y la forma clásica (que afecta a ancianos o individuos con enfermedades debilitantes) durante intensas olas de calor.

Mapas de riesgo

El programa incluye la elaboración diaria de mapas de riesgo que, con cuatro colores (verde, amarillo, naranja y rojo) muestran los niveles de temperatura previstos, desde los 35 grados hasta el color rojo, que indica que se superan los 41 grados. Estos mapas de encuentran disponibles a través de las respectivas páginas web de la Dirección General de Salud Pública y de la Fundación CEAM.

Desde el punto de vista sanitario, la Dirección General de Salud Pública considera población de riesgo a los mayores de 65 años que viven solos o sufren problemas de salud, los pacientes inmovilizados, los enfermos terminales, niños menores de cuatro años, las personas con obesidad excesiva, los pacientes con determinados tratamientos o las personas con enfermedades crónicas.

En el caso de las personas mayores, el grupo de riesgo «por excelencia», se recuerda que los ancianos tienen menor capacidad de sudoración, y tienen reducida la sensación de calor, por lo que no suelen protegerse. Además tienen disminuida la sensación de sed, lo que conlleva también un «mayor peligro de deshidratación», advierte. La ingesta de agua y alimentos líquidos se establece como recomendación general, así como aumentar el consumo de frutas y verduras y evitar las comidas copiosas.