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El silencio de la mujer maltratada

La Audiencia Provincial ha acogido dos juicios en los que las víctimas se han negado a declarar contra su maltratador e incluso han querido beneficiarle

El silencio de la mujer maltratada

Las víctimas de violencia de género que no declaran contra su maltratador han aumentado un 36,6 por ciento desde el año 2007 y ya suponen más de la mitad de los casos en los que se retiran los cargos, según la Memoria Anual de la Fiscal de Sala Coordinadora de Violencia sobre la Mujer.

En lo que va de año, la Audiencia Provincial de Castelló ha acogido dos juicios en los que las víctimas no quisieron declarar. En uno de ellos, la mujer —psicóloga de profesión— se acogió a su derecho de no declarar «por el bien y el amor» a sus hijos. Después de dos años, la víctima explicó a la sala que sus hijos habían retomado el contacto con su padre y que no quería seguir adelante. También retiró una denuncia por agresión sexual.

En el otro, la víctima mostró su negativa a prestar declaración y, solo cuando la jueza le instó a que lo hiciera —por la personación de acusación particular—, ratificó los hechos, pero insistió en que su marido iba borracho, para que le aplicaran un atenuante y aminorar la condena. Según la declaración de los policías, el procesado no presentaba síntomas de embriaguez ni olía a alcohol, por lo que la mujer solo pretendería beneficiarle. Anteriormente, ya había sufrido más episodios de malos tratos que denunció y luego no ratificó la denuncia.

Este comportamiento es inexplicable a tenor del sufrimiento, dolor y humillación al que es sometida una mujer víctima de malos tratos. No obstante, por encima de todo eso, como un Dios superior, está el miedo y la falta de protección que les deja atrapadas en una maraña difícil de deshilar.

La profesora titular de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló en Metodología de las Ciencias del Comportamiento del departamento de Psicología Evolutiva, Educativa, Social y Metodología, Pilar Jara Jiménez, explica que el principal factor que les impide alzar la voz es el miedo. «Un miedo que empieza antes de la primera bofetada. La mujer está atrapada dentro de una red que el maltratador empieza a tejer al principio de una manera muy sutil. A la mujer le cuesta descubrir este comienzo y ella se empeña en seguir adelante porque, inicialmente, le quiere. No ve que lo que está viviendo no es un proyecto de futuro. Piensan que se casan para toda la vida, para formar un hogar y no se dan cuenta de la sutileza con la que el hombre empieza a maltratarlas controlándole el dinero, apartándola de la sociedad, de su familia, delegando en ella todas las tareas de la casa, por ejemplo, y todo ello va haciendo mella en ella. Tanto que las anulas y no son capaces de volver a restablecerse como mujer», explica Jara.

Los hijos y la dependencia económica son otros factores que impiden a la mujer declarar contra su maltratador. «La fortaleza económica es muy importante para salir. No se van de casa porque no son capaces de afrontarlo y se excusan en que le quieren. Por su parte, el maltratador les amenaza con quitarle a los niños o pegarles a ellos también. La mujer tiene que disponer de recursos para creer que pueden salir adelante y abrir los ojos», añade la profesora.

Esos recursos, actualmente, parece que son insuficientes ya que en ellas persiste el temor a salir a la calle y encontrarse con el maltratador. A este respecto, Jara apunta que «hay que darle un apoyo social y psicológico y activar mecanismos de ayuda para salir del maltrato, y garantías judiciales de que el maltratador no se va a acercar de ninguna manera. Esas garantías no las tiene ahora». En cuanto al perfil de las mujeres que no declaran en contra de su expareja es bastante generalizado aunque, según apunta la profesora de la UJI, «la violencia económica es fundamental».

«Mucho teatro»

La consecuencia de todo ello es el retroceso en la lucha contra la violencia machista. «El maltratador actúa con mucho teatro e incluso llegan a hacer sentir a la mujer que son culpables y que están muy arrepentidos. En el momento del arrepentimiento, si la mujer tenía pensado denunciar el maltrato, no se atreve y se produce un retroceso, se vuelve al punto de partida. Se necesita mucha fuerza para salir del maltrato y hay que animar a ello, a denunciar, a seguir adelante y creer en ellas mismas», concluye.

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