entre la fe y la confianza

Juan Soler

Apartir de los diecisiete minutos de juego, cuando el Villarreal ganaba por cero goles a dos, sobre el terreno de Altabix, se enfrentaron dos conceptos bien distintos que suelen darse en los partidos de futbol. El Vila-real creyó que tenía ya el partido en el bolsillo (confianza) y el Elche que pese a la derrota momentánea podría revertir el marcador si de verdad quería (fe). El Elche apretó los dientes, entendió que su única manera de eliminar la ventaja del visitante era pelear cada balón cual si fuera el último y aprovechando que el Villarreal había bajado el pistón porque el resultado le era favorable y la victoria no podía sino aumentar la diferencia se dedicó a jugar la pelota con alegría, mientras el Elche cambió la velocidad a una mayor y después otra y otra ante un rival más dedicado a gustarse que a entender que el Elche, colista, supo que tenía la oportunidad de alcanzar un buen resultado que le ayudara a empezar a salir de un puesto al que había llegado, probablemente, por los problemas extradeportivos que el club ilicitano sufre.

El partido era la ocasión y sus deseos de reconciliarse consigo mismo y con sus aficionados, pasaba por dejarse el alma en el empeño. Pronto comprobó que la ocasión le era propicia dada la diferente actitud entre uno y otro contendiente y tiró de pelea, disputando cada una de las jugadas. Las ganó prácticamente todas y como la suerte se alió con el esfuerzo, consiguió empatar el partido antes de que finalizara la primera parte. A partir de ese instante los locales siguieron corriendo y corriendo, poniendo el pie una fracción antes que cada rival y acabó por disponer del balón. En suma, el Elche había conseguido el precio gordo, por su propio esfuerzo y por la apatía de un Villarreal que había creído, equivocadamente que tenía el partido en franquía.

El submarino falló estrepitosamente en su sistema defensivo, de una parte porque los dos centrales no tuvieron ni de lejos su mejor día, pero también porque Mario cometió el error de estar más atento a las subidas por el carril derecho que a defender y al Villarreal le cayeron dos goles, al menos uno de ellos porque la suerte se alió con el atacante y un fuerte disparo sobre la meta de Asenjo dio en el poste por la parte de interior de la portería y el segundo gol del Elche subió al marcador, ¡bingo!. El equipo local, conseguido el empate aceleró todavía más su presión, siguió dominando la bola y su rival comenzó a pensar seriamente en salvar los muebles, a lo que se dedicó en toda la segunda parte del encuentro. ¿ Qué había ocurrido? Algunas otras cosas que acabaron de explicar el por qué de las cosas: ocurrió que el Elche situó a un marcador sobre Bruno que no acertó a descolocarle, con lo que la eficacia del capitán del equipo disminuyó alarmantemente, tanto más porque su compañero de línea, Trigueros, se desentendió de su misión de cerrar el sistema defensivo, en una actuación bastante más que reprobable y ya no hubo manera de encontrar el camino del gol, todo y que entró Gio por Uche y Jonathan dos Santos por Trigueros, con lo que se mejoró un poco la atención defensiva y al menos se consiguió el empate. Menos da una piedra.

Para según qué partidos Dos Santos es más eficaz que Trigueros acompañando a Bruno - sustitución que se hizo tarde - y que visto lo visto es asunto al que habrá que estar más atentos sobre todo ante equipos que, menores en talento, lo suplen con mayor fe en sus posibilidades a condición de dejarse el resuello sobre el césped. Para el Elche el partido tenía un premio añadido, además del beneficio en puntos que pudiera alcanzar y era mejorar la autoestima de un equipo que se mostró bastante más apañado de lo que puede dar a entender su situación en la tabla. El club tiene problemas para pagar, loshonorarios de sus futbolistas, lo que, naturalmente a la hora de rendir, pero cuando se es profesional en el sentido más amplio del término, la voluntad puede ser un arma mortífera. Los directivos del Elche dirán si esos jugadores merecen algo más que las promesas incumplidas.

Al Vila-real se le acabaron el sábado en Elche su racha de victorias y los partidos que dibujarán el camino inmediato están por demostrar hasta qué punto le condicionarán en su propia estimación. Cabe esperar que puestos a pinchar, mejor contra el Elche que ante cualquier otro, pero lo de Altabix el sábado tiene que hacer reflexionar al servicio técnico, que muy fino no estuvo en Altabix.

Todo y lo dicho, respecto al regalo de reyes que esperamos, al menos por mi parte, coincide con el deseo del presidente, es decir, que Musacchio vuelva cuanto antes. Y una más. Ellos - los dirigentes - sabrán cuál es la gravedad de los hechos en la confrontación entre Cani y Marcelino, pero sería de desear que se sienten, hablen y lleguen a la conclusión de que Canise quede. Ahí dentro hay un futbolista formidable, que no merece salir al estilo Juan Román Riquelme.

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