Una oleada de robos de tapas de hierro en los sistemas de riego indigna a los agricultores
La Unió pide más vigilancia e intimidación a la Guardia Civil y algunos dueños sopesan sustituirlas por hormigón
levante de castelló castelló
La Unió de Llauradors denunció ayer una oleada de robos de las tapas de hierro en los sistemas de riego que existen en el campo, lo que, según indicó la organización en un comunicado, «viene a confirmar que se trata de bandas organizadas que encuentran mercado después para venderlas». La organización agraria destaca que ha recibido «numerosas» denuncias de diversas zonas de la Comunitat Valenciana por estos hechos, las últimas centradas en la comarca de la Plana Baixa, concretamente por Vila-real y les Alqueries.
Según La Unió, «los agricultores están hartos de denunciar estos robos e invertir continuamente en reponer las tapas porque se roban, se reponen y se vuelven a robar» y por ello ya se plantean sustituirlas por otras de hormigón. Cabe señalar que cada tapa de pozo de riego y su instalación cuesta entre 100 y 300 euros, dependiendo de su tamaño. Asimismo, no pueden ser sustituidas por otras más baratas de madera o plástico por el «peligro» que presentaría su deterioro.
La Unió ya ha remitido un escrito a la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana para que traslade esta nueva modalidad de robo a la Guardia Civil y al grupo específico contra los robos en los campos ROCA «con objeto de que extreme la vigilancia policial en las zonas rurales y ejerza mayor presión e intimidación para evitar que se cometan».
Inspecciones
La organización ha reclamado también perseguir o inspeccionar las empresas —almacenes o chatarrerías, entre otras— que compran producciones agrarias o de otro tipo «y no puedan demostrar su procedencia o enclaves potencialmente susceptibles de vender mercancía robada, tanto de producto agrícola como de material en el caso del cobre, hierro o herramientas».
Para cometer estos robos, la Unió explica que los ladrones «suelen ir provistos de ganzúas, ganchos de hierro y martillos para extraer unas tapas que son elementos de seguridad tanto para agricultores como para transeúntes con objeto de evitar posibles accidentes y también para evitar que se manipulen los sistemas de riego». El material sustraído «puede acabar en chatarrerías ilegales donde se suelen vender a un precio que ronda los 0,25 euros/kilos», indica La Unió.
Así, cada tapa extraída puede llegar a alcanzar los diez kilos de peso por lo que se pueden sacar por cada una de ellas 2,5 euros, un negocio «rentable», según valora la Unió de Llauradors, teniendo en cuenta que los hurtos se producen casi a diario.
El portavoz de la Unió de Llauradors de Castelló, Vicent Goterris, explicó ayer que este tipo de robos se vienen sucediendo «desde hace años» pero que en los últimos días se han repetido de manera sistemática, de ahí la necesidad de denunciar los hechos. Además, un mismo agricultor ha sido víctima de varios hurtos de estas características con lo que el coste económico que han de soportar dificulta aún más la rentabilidad de los cítricos.
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