El PSPV cifra en un millar los alumnos de Almassora que estudian en barracones
Dos de los seis colegios de que dispone la localidad están totalmente habilitados con aulas prefabricadas
S. fructuoso almassora
Más de un millar de alumnos de Almassora estudia en aulas prefabricadas. Es la conclusión del grupo municipal socialista, que el viernes realizó su particular ruta del fracaso educativo: la ruta del barracón. Dos de los seis colegios de la localidad están formados únicamente por aulas prefabricadas, mientras que uno de los dos institutos cuenta también con instalaciones provisionales.
El argumento de la temporalidad mientras duren las obras ha quedado sin efecto en la localidad. Los alumnos que estudiaron en aulas de plástico en el IES Álvaro Falomir ya han cumplido 30 años pero las aulas siguen allí, 16 años después, sin previsión de que la situación vaya a mejorar. Tampoco hay obras en los colegios Regina Violant (nueve años de provisionalidad a la espera de la licitación) ni en el Santa Quitèria (desde 2010). «Buena parte del alumnado de Almassora concluirá su enseñanza obligatoria sin conocer lo que es un colegio o un instituto», valoró la candidata socialista a la alcaldía, Merche Galí.
Provisionalidad
Los socialistas criticaron que la «ineficacia» de los distintos consellers de Educación ha condenado a toda una generación de vecinos del municipio a estudiar en módulos. Tres de los ocho centros educativos están formados íntegramente por barracones o cuentan con una parte de instalaciones prefabricadas. «Cambian las personas, cambian los niños, pero tristemente, el decorado sigue siendo el mismo», lamenta Galí, que recorrió el viernes los centros en compañía del secretario provincial socialista, Francesc Colomer, y el secretario local del PSPV, Santiago Agustí. «Recibir clases en barracones es sinónimo de precariedad», lamentó Galí.
«Prueba de ello es la falta de espacio, por ejemplo, en el colegio Regina Violant, donde hay un aseo por cada 90 niños. Carecen además de un espacio en el que descansar y deben realizarse varios turnos de comedor», ratificó esta parte para denunciar la situación de los cerca de 600 alumnos del colegio.
La imagen se repite en el centro Santa Quitèria, aunque por ser más pequeño también lo son las dificultades. Aquí los niños de tres y cuatro años comparten una misma aula por decisión del Consell, que mantendrá esta distribución un curso más. La sospecha de que la línea desaparecería ha llevado a la AMPA a celebrar una noticia que en otro tiempo sería motivo de indignación.
«Ni siquiera se han cedido los terrenos para la construcción de un nuevo centro», lamenta Galí. Cabe recordar que los alumnos de Primaria han estrenado esta semana un módulo con baños adecuados a su estatura, dado que hasta la fecha utilizaban aseos de Infantil.
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