«No juzgo, pero no se puede matar por no compartir ideas»

a. barbeta valencia

En su estancia en Burdeos, ¿llegó a ojear en alguna ocasión un ejemplar del semanario Charlie Hebdo?

No, nunca.

¿Entiende la reacción de los musulmanes por las viñetas contra Mahoma?

Hay que aceptar y entender las opiniones contrarias a la de uno, pero no puedo matarte porque no compartas mis ideas. Eso nunca. Andar por el filo de la navaja es complicado, pero cuidadín... No juzgo, pero creo que los fanatismos confunden y la historia me da la razón. Todos los fanatismos que ha habido han llevado a catástrofes y muertes. Si queremos construir un mundo mejor, esto no se puede seguir nutriendo.

Y, aunque sea a un nivel muy, muy diferente, ¿cómo encaja las críticas?

Las respeto. En realidad no soy de ver mucha tele, pero entiendo y respeto las críticas. Sé como funciona esto y formo parte de ello. Me guio por mi criterio personal porque me considero una persona muy critica y autoexigente conmigo misma. En realidad, con mi vida en general. Yo sé cuando juego bien y cuando lo hago mal y no me hace falta que nadie me lo diga porque soy consciente de ello. Si tengo un error, soy el primero que digo 'error mio'. Soy critico porque creo que es la única manera de mejorar. Uno, viendo sus errores, crece. Ni uno es el mejor cuando juega su mejor partido, ni es un desastre cuando las cosas no le salen bien, hay que tratar de ser equilibrados. Creo que hay que saber que estamos en el mundo para mejorar. Lo que nunca me podría reprochar es haberme guardado algo o el no haber corrido como si fuera la última pelota por la que compitiera. Me conozco y si esto ocurriera estaría sin dormir y no tendría la conciencia tranquila y por eso me brindo al máximo. Cierto es que, a veces, las cosas no salen como uno quiere. Vivimos para que el error sea un punto de inflexión desde el que mejorar y crecer en todos los ámbitos de la vida.

¿Tras los partidos, llega a casa y los ve por televisión?

Lo que hago es compartir situaciones con las personas que saben más que yo. A veces pido opiniones a compañeros, al técnico, o amigos en los que confio.

¿Llega a casa y qué es lo primero que hace?

Buscar el abrazo de mi mujer y, estos días, de mis padres.

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