Castelló se sumerge en la búsqueda del Santo Grial
La Iglesia aún debe definir la ruta oficial una vez el Vaticano ha concedido el Año Jubilar para el Santo Cáliz Las comarcas castellonenses aparecen en todas las opciones
El Santo Grial. Solo pronunciarlo aparece en el imaginario el Rey Arturo, decenas de leyendas medievales donde su imagen era sinónimo de pureza, de fuente de vida, de salvación. La búsqueda del Grial, objeto maravilloso y fuente de vida, ha sido elemento permanente en la literatura medieval franco-germánica. Su origen se vincula a Chretien de Troyes, que dejó inacabada en torno al año 1190 su obra Perceval o el Cuento del Graal. Pero el Cáliz remite a la época de Jesús de Nazaret y a momentos únicos para el cristianismo como la última cena con los apóstoles al ser la copa que pudo utilizar para la Eucaristía.
Muchos han sido los lugares donde se ha asegurado poseer el verdadero Grial, pero el Vaticano parece avalar la posible autenticidad del que guarda como un tesoro la Catedral de Valencia, hasta el punto de haber concedido el Año Jubilar para el Santo Cáliz de Valencia cada cinco años, lo que le permitirá ser centro de peregrinaje. Creencias aparte, los expertos, con el arqueólogo Antonio Beltrán a la cabeza, han fechado la copa entre los años 100 a 50 antes de Cristo, estudio que nunca se ha refutado.
El Año Jubilar abre las puertas a una nueva ruta para los peregrinos que, más allá del lógico sentido religioso que defiende el Arzobispado de Valencia, tiene una dimensión turística y cultural de envergadura. Y la provincia de Castelló se asoma sin duda a una ocasión singular para ser epicentro de este ambicioso proyecto ya que, aunque hay muchas dudas sobre la ruta en cuestión que siguió la reliquia, lo que nadie parece dudar es que en todas ellas aparecen las comarcas castellonenses.
El monasterio de San Juan de la Peña, en el pirineo oscense, sobresale en documentos del año 1071 como guardián del cáliz de piedra. Los estudios realizados, tal y como recoge la Catedral de Valencia, apuntan a que la reliquia fue entregada en el año 1399 al Rey de Aragón, Martín el Humano que lo tuvo en el palacio real de La Aljafería de Zaragoza y luego, hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410, mencionándose el Santo Cáliz en el inventario de sus bienes. (Manuscrito 136 de Martín el Humano. Archivo de la Corona de Aragón. Barcelona, donde se describe la historia del sagrado vaso). Hacia 1424, el segundo sucesor de Don Martín, el Rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia, y con motivo de la estancia de este Rey en Nápoles, fue entregado a la Catedral de Valencia en 1437.
La duda surge a la hora de definir la ruta verdadera desde el monasterio de San Juan de la Peña. En Aragón ya hay dos caminos posibles de entrada a la Comunitat Valenciana y en ambos casos, por tierras castellonenses. Una de ellas sería enlazar Zaragoza con Castelló a través de Morella y la segundo opción pasaría por enlazar la capital maña con la provincia a través de Barracas, siguiendo prácticamente la sombra de la actual A-23.
En el caso de la ruta por Morella, al llegar a Traiguera se abrirían otras dos posibilidades: seguir viaje hacia Peñíscola para ir bordeando la costa en dirección a Valencia o, por otro lado, continuar desde Traiguera por el trazado de la Vía Augusta hasta volver a conectar con el itinerario del litoral a la altura de Castelló. Si la alternativa que se elige es la de llegar por Barracas, también se abre el abanico a partir de Segorbe: desviarse hacia Almedíjar, Alfondeguilla, la Vall d'Uixó, Sagunt, Puçol y Valencia o dirigirse desde Segorbe hacia Serra, El Puig y la capital del Turia.
Primeros peregrinos
El Arzobispado se ha marcado como meta diseñar un camino de peregrinaje oficial, aunque reconoce la dificultad del empeño pese a haber algunos hitos que sí podrían estar documentados, como su paso por Cabanes o Peñíscola, según ha comentado en alguna ocasión el canónigo celador de la reliquia, Jaime Sancho. El pasado octubre un peregrino valenciano, Nacho Martín, llegó a Valencia después de recorrer durante 35 días los 686 kilómetros que van desde el pirineo oscense hasta la capital del Turia accediendo por Morella y siguiendo por la opción litoral, viaje narrado al detalle en su página web.
Compromís logró arrancar en un pleno el compromiso de todos los grupos de la Diputación de Castelló para intentar ser pieza fundamental de la ruta y «maximizar los beneficios que podría reportar para nuestras comarcas», según su portavoz Enric Nomdedéu. El acuerdo, pendiente aún de desarrollarse, contempla aspectos como definir la ruta y un convenio de conservación y restauración de edificios que pueda servir de alojamiento.
Desde el Obispado de Segorbe Castelló Pedro Saborit, delegado diocesano de Patrimonio Histórico-Artístico, ve la propuesta con interés, aunque considera que «lo básico es averiguar cuál es la ruta para ver qué edificios deberían albergar a los peregrinos y en qué condiciones están». Eso sí, insiste en la necesidad de, sin dejar de lado el impacto turístico, reforzar el carácter religioso que siempre debería tener el Camino del Santo Grial.
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