El operador del aeropuerto de Castelló, el grupo canadiense SNC-Lavalin, se ha asegurado la posibilidad de desligarse de la base si no se cumplen sus expectativas de tráfico. Una cláusula le permite resolver el contrato cada cuatro años si la cifra acumulada de viajeros no se acerca a sus previsiones. La empresa concesionaria se va a beneficiar de una inyección de capital público de 24,5 millones de euros.
El contrato que liga hasta noviembre de 2034 a la sociedad pública Aerocas y a Lavalin recoge la opción de romper la relación antes del plazo estipulado. Por una parte, contempla la posibilidad de que el operador privado se desvincule del aeropuerto si se produjeran «dificultades insuperables» derivadas de una caída sustancial y generalizada del tráfico en instalaciones similares a la de Castelló. En este caso, Lavalin podría resolver anticipadamente el contrato de forma unilateral, si bien debería conceder un plazo de un año antes de abandonar la infraestructura. No le sería impuesta ninguna penalización ni se le incautaría la garantía que ha depositado.
Revisiones
Por otra parte, Aerocas y Lavalin han acordado realizar cada cuatro años una revisión de la evolución del tráfico. Ambas partes se reunirán para analizar si se han cumplido las previsiones que recoge el Modelo Económico Financiero (número de pasajeros, de operaciones, gastos de explotación, etcétera) y qué escenario se presenta para el siguiente cuatrienio.
Lavalin podrá resolver unilateralmente el contrato si, como consecuencia de dicho análisis, se concluye que en los primeros cuatro años se ha producido una desviación a la baja en el número de pasajeros de, al menos, el 25 %. El contrato recoge un ejemplo no vinculante para ilustrar cómo funcionaría esta cláusula. La previsión de pasajeros de Lavalin en los cuatro primeros años es la siguiente: 35.000 en 2015; 120.000 en 2016; 225.000 en 2017; y 350.000 en 2018. El acumulado en el periodo es de 730.000 viajeros. Si en estos primeros cuatro años utilizaran la instalación 545.000 personas, la desviación sería del 25,3 %, por lo que la empresa podría desligarse del aeropuerto sin penalización y recuperando la garantía.
La marcha de Lavalin también sería posible en 2018 si su proyección de viajeros para el siguiente cuatrienio no es la esperada. En concreto, si no prevé alcanzar el 85 % de los pasajeros que recoge el Modelo Económico Financiero. Traducido en cifras: Lavalin contempla entre 2019 y 2022 un acumulado de 2.464.000 pasajeros, pero si su previsión se rebajara, por ejemplo, a 2.040.000 (el 82,8 %) se podría activar la cláusula de rescisión.
Para las siguientes revisiones cuatrienales, los límites serán del 15 % y 85 %, respectivamente. La marcha de Lavalin sería posible siempre y cuando el incumplimiento de sus previsiones no sea compensable con decisiones organizativas o estructurales o a través de los mecanismos de reequilibrio económico, que pasarían por una inyección de capital público.
