«Moriré con la nariz puesta»

Ha trabajado en programas de radio y televisión como Sé lo que hicisteis, El Club de la Comedia, la serie La Familia Mata o el programa radiofónico Ponte a Prueba, entre otros. Actualmente colabora en El Intermedio, programa de La Sexta. También es presentador del programa de radio Yu: No te pierdas nada, junto con David Broncano y Antonio Castelo.

Daniel Mateo Patau nos habla en esta entrevista más a fondo sobre su libro La risa os hará libres, pero también podremos conocer algunas curiosidades sobre él y sobre su desenfadada y particular visión de la vida.

¿Qué quería ser de mayor?

Pues la verdad es que yo quería ser payaso. Mi madre me dijo que no lo fuera porque se pasa mucha hambre, se vive en caravanas? Mi madre me describió la vida de un payaso como si fuera la de un orco en Mordor, entonces yo me lo quité de la cabeza y dije, vale pues periodista. Aunque luego me di cuenta de que la vida del periodista es más o menos la misma, es decir, no sabes nunca dónde vas a estar, pasar hambre, dormir en roulotte, acostarte a lo mejor con un tigre al lado... Pues dije, ¡coño! si la vida es la misma, voy a volver a mi vocación original, que es ser payaso.

Quería estudiar Comunicación Audiovisual?

Y no me dio la nota.

¿Cree que si hubiera podido estudiar Comunicación Audiovisual no hubiera llegado a ser humorista?

Hubiera llegado a ser lo mismo porque Periodismo, Comunicación Audiovisual y Relaciones Públicas y Publicidad? ¡Eso es una farsa! que os habéis inventado para tener tres carreras, porque todos sabemos que son las mismas asignaturas. Oh yes, os hemos pillao con el carrito del helao? Right! (sic)

¿Hay libertad de expresión en el periodismo?

Pienso que se ha jodido todo un poco con el hecho de que no se pague, creo que se nos ha ido la olla a todos un poco con el tema de acceso libre a la cultura y la información y creo que nos estamos haciendo un flaco favor a nosotros mismos como consumidores. Sé que decir esto va contra todo, pero por el buen periodismo hay que pagarlo. Porque si no lo pagas tú, lo pagan las marcas, las empresas, que al final acaban condicionando lo que se dice en el periódico.

Habría que volver a pagar, aunque fuera algo simbólico, por consumir información, que es lo que al final te permite ser un ciudadano con criterio. Y es que la importancia del periodismo no es como la música ni la pintura, que te ayudan a vivir, el periodismo es básico para tener ciudadanos informados que son básicos para la salud de una democracia. Nos estamos jugando demasiadas cosas por un euro.

¿Por qué no hablamos de su libro?

Hablemos de mi libro que yo he venido aquí a hablar de mi libro y no de las cosas que ya le interesan al personal ¿eh? ¡Qué maravilloso era!

¿Por qué «La risa os hará libres»?

La risa a mí me ha salvado mi vida, la risa te salva. La risa es como respirar, no se puede vivir sin risa. Bueno, sí se puede, pero se vive mal, como esa gente del Fondo Monetario Internacional, tienen mucho dinero, pero ¿les compensa? Yo creo que no. Para mí es como respirar y es imprescindible y además te sirve. Cuidado con esto que es muy importante, lo decía Camilo José Cela al iniciar La Colmena: No perdamos la perspectiva. La risa te sirve para tomar perspectiva de las cosas que te matan. En el momento en que tú consigues ver eso, en el ratito que estamos aquí, que es un ratito y es un regalo y consigues reírte de todos tus problemas es como que ya no son tan grandes. Entonces la risa buena es la risa terapéutica y por eso te libera, te libera del miedo? Vaya, esto me ha quedado demasiado serio para ser yo un humorista, pero opino eso. Así que deja de pensar, coge mi libro, te ríes y ya llegas con otro espíritu y cuando te digan «¡Hay un ERE!» tú puedes decir -prosigue medio cantando- «¡eelerelerelereleau!» y sales bailando de allí.

En «La risa os hará libres», vemos que en parte se lo dedica a su abuelo, ¿fue por él por quien se inició en el mundo del humor? ¿Hubo alguien más que le incitara a hacerlo?

No, no, fue porque, ya te digo, no sirvo para cirujano. Bueno, sí, mis primeros chistes los aprendí con mi abuelo. Eso a un niño se le queda muy grabado. Cuando ves a un tío que cuenta chistes y se ríe todo el mundo, pues eso? Para mí, mi abuelo era Elvis Presley, o sea yo pensaba, este hombre? ¡Ni Pocoyó!, mi abuelo era un semidiós. Estaba ahí en un restaurante tomándose carajillos, contando chistes y todo el mundo aplaudiendo, yo dije, quiero ser Elvis. Luego ya me di cuenta de que los chistes eran muy malos y que el truco era que mi abuelo emborrachaba a su audiencia, pero eso ya lo descubrí de mayor.

Estará harto de que le pidan su opinión sobre el Gran Wyoming, así que le daré la vuelta a la tortilla: ¿qué cree que el Gran Wyoming piensa de usted?

Pues yo creo que Wyoming de mí piensa que menos mal que me ha conocido para encaminar una carrera que iba totalmente perdida, de un tropezón a otro. Prácticamente estaba ya desahuciado como estrella, estaba de capa caída y pues nada, que aún le quedaba una pequeña brasa de lo que fue y de repente llego yo y? Toda esta audiencia, todo este éxito, en fin. ¿La verdad? creo que el Gran Wyoming es de los mejores cómicos que ha habido y hay en este país, pero aparte es de las mejores personas que hay bajo un disfraz de cómico. Detrás del personaje del Gran Wyoming, que es un monstruo, hay un tío sensacional. Cuando conoces a José Miguel Monzón, ves la cultura que tiene, lo generoso que es, que no es nada creído? Yo no sé que pensará él de mí, pero yo me lo comería.

¿Se considera un payaso?

Sí, rotundamente, pero aún estoy perfeccionándome. ¡Moriré con la nariz puesta!

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