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«En la violencia machista hay conjunción de hombres que maltratan y mujeres con la tradición cristiana de sumisión»

Intentar «comprender» la mente del maltratador no es tarea fácil. Primero, porque puede parecer que se busque una justificación a la violencia machista que no debería existir y segundo, porque pocas personas en la sociedad pueden entender que se intenten buscar los ¿motivos? por los que un hombre decide agredir a su pareja o simplemente acabar con su vida. Mercedes Fernández-Martorell se ha granjeado muchos enemigos, más bien enemigas, en la preparación del libro «Ideas que matan» (2012, Ediciones Alfabia).

No está bien visto su libro en numerosos colectivos en defensa de la mujer...

He de reconocer que me ha granjeado numerosos problemas. Mi editora me dijo que ninguna revista femenina de este país ha querido ni, al parecer, querrá que se haga mención alguna al libro. Las mujeres no están muy de acuerdo en que se trabaje con o se dé voz al hombre que maltrata. Te preguntan por qué y para qué. Cuando empecé el trabajo de campo tuve bastantes problemas con el Instituto de la Mujer de Barcelona, que no entendía el sentido del libro.

Es que puede dar la sensación de que se esté justificando al maltratador, ¿no cree?

Aquí no se trata de justificar nada. El libro está escrito para hombres maltratadores y mujeres maltratadas con el único ánimo de analizar la vida, las circunstancias que les alimenta a ellos para maltratar a y a ellas para consentir. Y la conclusión es que en general hay una conjunción de, no sólo hombres que maltratan, sino de demasiadas mujeres que han permanecido, y permanecen, en la tradición cristiana muy potente de sumisión. No hay más que ver cómo nos han trasladado la vida de Adán y Eva, donde la mujer cogió la manzana y la mordió en un afán por tener más sabiduría y, como consecuencia, desde entonces parece que la mujer quede marginada y en manos del hombre, que es el que parece que sabe dirigir, y eso ha tenido consecuencias para ambos en la historias.

¿La Iglesia tiene parte de culpa, pues, en esa sumisión de la mujer hacia el hombre?

Lo que está claro es que en la tradición cristiana, por no hablar de otras religiones, hay indicaciones claras de sumisión de la mujer. Hace lo que considera que debe hacer y creo que no es oportuna esa parte de la Iglesia que traslada esa imagen de docilidad de la mujer, pero tampoco nadie está obligado a asumirlo.

Insultar, agredir, matar a la pareja.. ¿Hay un por qué?

El problema no surge en la pareja en sí sino en el sistema que rodea al hombre, en sus relaciones con sus aliados, otros hombres, que si no le dan apoyo, si le ningunean o le marginan, dañan su masculinidad y cuando llega a su casa tiene una posesión, que para el es su mujer, a la que somete. El hombre no quiere perder la hombría. He estado hablando con maltratadores y en general siempre dicen que las quieren. Después ves con asombro, cuando les han puesto una orden de alejamiento, que al salir del juzgado la mujer le esta esperando y se van juntos. Hay situaciones enfermizas y de dependencia enormes.

¿El maltratador es un enfermo?

Para nada. Son estados de obnubilación y de mal vivir que pueden afectar a todos independientemente de sus clases sociales.

Dentro de ese estado de obnubilación al que se refiere, el hombre mata a la pareja y después se suicida. Mucha gente se pregunta por qué no se quita la vida él antes...

Cuando se llega a esa situación tan dramática el hombre ha perdido toda su autoestima y muchos, algo que paso muy especialmente en España frente a otros lugares como Sudamérica, acaban por suicidarse. Efectivamente, uno se pregunta por qué no se ha matado él antes, y la respuesta es que ella, la mujer, es memoria, va a poder hablar y el maltratador que mata no quiere que se cuente nada de él. Este hombre pierde todo el sentido de ser humano y no la deja vivir porque cree que la mujer es suya, se puede ir con otro hombre, y eso no lo va a consentir».

Es posible la rehabilitación?

Creo sinceramente que sí, que hay terapias que pueden trabajarse. Las creencias cambian a lo largo de la vida, todos hemos modificado algo. Hay que partir de la base de que un individuo, al nacer, no sabe si es hombre o mujer,; será el entorno el que le marque el camino. Será la sociedad la que le enseñe a ser masái o español, las pautas de comportamiento.

¿Y se están inculcando esos valores en la sociedad actual?, porque hay encuestas entre los jóvenes que dan porcentajes a veces preocupantes de chicos y chicas que parecen justificar la violencia machista...

El modelo que ven en casa es más importante incluso que el de la educación de los colegios, que también. Si decimos en casa que se respete a la mujer, pero permitimos que el hijo no participe en tareas domésticas y la hija sí, es algo que no se hace bien. Las prácticas sociales que se aplican, y no las que simplemente se dicen, son las que sirven. Estos jóvenes aprenden pautas de comportamiento y tenemos que reflexionar sobre lo que debemos hacer para influir en positivo en la juventud.

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