María Ángeles Nebot y Pedro Llavero, de 35 y 39 años respectivamente, no son un matrimonio que hipotecaron su casa -y su vida- en los años de bonanza. Optaron por ser cautos y solo sacaron un préstamo personal de unos 30.000 euros para adecuar la vivienda que les dio la madre de ella pero, tras un año de impagos, la deuda se ha incrementado a 132.000 euros por los intereses.
Ella ha trabajado cuidando ancianos y luego «en lo que podía», de hecho, su último mes trabajado ha sido en un almacén de naranja en la campaña citrícola. Su marido era autónomo y se dedicaba a la obra. Desde 2007 están en el paro y han estado más de un año sin recibir prestación alguna. María Ángeles asegura que se encuentra en un momento «muy difícil» y evita dar detalles de su situación por pudor. «Soy joven, pero me miro y veo que esto no es vida», manifestó ayer mientras se derrumbaba, segundos después de reunirse con el director del banco.
Sin trabajo y sin ingresos van pagando como pueden, pues tras dos refinanciaciones por carencias, la cifra de la deuda ha aumentado considerablemente a causa de los intereses. Hacen hincapié en que nunca se negaron a pagar, de hecho, en agosto el matrimonio ofreció a Bankia los 100 euros de los que disponían «pero la entidad los rechazó porque era demasiado tarde», afirman.
María Ángeles y Pedro han llegado a estar más de un año sin recibir ningún tipo de ayuda y es la madre de ella la que les sustenta con la paga de 600 euros de la abuela. Con esta pensión también subsisten sus padres y una hermana de María Ángeles. Tuvieron que recurrir a Cáritas donde les daban alimentos y han buscado ayuda en Cruz Roja pero, desafortunadamente, les informaron que hasta junio no dan comida. En abril volverán a tener ingresos, 426 euros del Plan Activa.
