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Un precio demasiado alto para un punto

Musacchio se fractura el peroné a falta de un cuarto de hora del final en un encuentro en el que el Villarreal se adelantó con un tanto de penalti de Uche Los amarillos no supieron aguantar la ventaja y se dejaron empatar por el Getafe, que anotó con un gol de cabeza de Diego Castro

Un precio demasiado alto para un punto

Era el minuto 75 cuando Musacchio, en un mal gesto al intentar despejar un balón en la banda derecha, se rompía el peroné. Los gestos de dolor del argentino, retirado en camilla, dejaban en segundo plano un duelo que se cerró con un empate insustancial, que posterga una semana más que el Villarreal asegura la sexta plaza del campeonato. A la espera de que las pruebas médicas confirmen el tiempo de baja del central, se antoja demasiado para un punto como el sumado ayer. Los amarillos mejoraron su imagen, en comparación con el duelo contra el Espanyol, pero también demostraron que se están quedando sin aire en la recta final de la Liga. La mejor noticia es que el Málaga sigue a cinco puntos, a un partido menos para que termine la temporada.

Ayer se adelantaron en el marcador, gracias a un tanto de penalti de Uche, al inicio de la segunda mitad, pero no supieron aguantar la ventaja. El Getafe empató, con un cabezazo de Diego Castro facilitado por un error en la marca de Dorado, diez minutos más tardes. Los madrileños era mejores, generaban más peligro, hasta que la lesión de Musacchio desactivó la competitividad y dejó al Villarreal con diez.

Y eso que el argentino no había si ni titular. La rotación anunciada por Marcelino se convirtió en revolución en el Coliseum. Con la excusa de repartir minutos, el técnico lanzó una aviso para navegantes a muchos de los habituales. Sólo Asenjo, Trigueros, Pina y Mario repitieron del naufragio contra el Espanyol y hubo decisiones significativas como desterrar a la suplencia a los Dos Santos. Ante la necesidad de que el Villarreal se reivindicase, tras un pobre último mes de competición, era la ocasión para los poco habituales. Apareció Jokic como titular en el lateral izquierdo, por Jaume Costa, y retornaron al once Moi, Dorado y Uche, en una oportunidad de redención.

Pero la transformación del once no se convirtió en un cambio de actitud, al menos no completamente. Al menos, el Villarreal mostró el espíritu del que adoleció el jueves. Quiso mandar en el centro del campo, pero le faltó la velocidad y la claridad en la combinación que ha distinguido al equipo esta temporada.

Trigueros fue quien mejor representó este espíritu. Muy activo en la primera media hora, se descolgó en ataque en algunas ocasiones, pero sus intentos se perdieron en el limbo por falta de claridad. En cambio, el Getafe apostó por fiarlo todo a su sistema táctico. Bien posicionado, el equipo de Pablo Franco se encastilló atrás y, a medida que pasaban los minutos y el Villarreal le daba pie, se estiró.

Pasó la primera mitad sin prácticamente peligro real en ninguna de las dos áreas. Un par de disparos desde la frontal de Uche y Gerard Moreno que dieron un sobresalto a Guaita y un error en la marca de Dorado, en un saque de esquina de Pedro León, que permitió un cabezazo en el área de Naldo. Poco más que destacar en la parcela ofensiva.

Buen arranque, poco aguante

Espabiló el Villarreal, en su regreso de los vestuarios. Ike Uche fue el principal responsable de la resurrección. Sobre el minuto 50, el nigeriano se plantó en el área con la pelota y, cuando estaba acosado por rivales, Lacen se lo llevó por delante. Pena máxima que él mismo transformó en gol con seguridad, lanzando a la izquierda de Guaita.

Parecía que el submarino había recuperado sensaciones perdidas desde hacía un mes, pero el equipo entró de nuevo en depresión con los cambios. Bailly, con una amarilla, dejó su sitio a Musacchio y la defensa se descompensó. Así se evidenció en el gol de Diego Castro. Superado Mario, pudo centrar Roberto Lago desde la izquierda sin problemas. El asturiano le cogió la espalda al argentino y Dorado no fue a la marca. Cabezazo de manual para superar a Sergio Asenjo.

Fueron minutos sin dominador claro. Gio, que entró por Uche, la tuvo con un duro disparo que Guaita mandó a la esquina. Por su parte, los madrileños desaprovecharon una contra que moría en las manoplas de Asenjo, tras un chut de Pedro León. La fractura del peroné de Musacchio desactivó los ánimos, como si los jugadores supieran que ya no importaba tanto el partido después de ver eso. Una ocasión del canterano Emi Buendía, para el Getafe, y una jugada personal de Gio, para los amarillos, fueron los únicos momentos en que el duelo salió de su postración. Tras el pitido, los rostros preocupados y los gestos compungidos demostraban que había salido muy caro el punto en el Coliseum.

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