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tribuna

la unidad oncológica maltratada

Con asombro y perplejidad leo en la prensa la situación de deterioro por la que atraviesa la Unidad de Oncología del Hospital Provincial de Castellón, que tuve el honor de poner en marcha en 1980, y que fue potenciada en sus instalaciones y funcionamiento en mi etapa de conseller de Sanitat de la Generalitat Valenciana (1995-1999).

En 1980 recibí la visita de la entonces presidenta de la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer, Josefa Sancho, a quien acompañaban las vocales Mensín Jordán y Juana Pérez de Heredia, quienes solicitaron que la Diputación Provincial comprara un equipo de cobaltoterapia, entonces un tratamiento novedoso para el cáncer. La situación hasta aquel año era complicada y molesta para los enfermos castellonenses de cáncer, pues eran remitidos al Instituto Valenciano de Oncología (IVO). Este prestigioso centro, fundado por el profesor Llombart, catedrático en la Universitat de València y abuelo del actual conseller de Sanitat, era el único centro en la Comunidad Valenciana que podía atender a los enfermos del cáncer. El IVO, que siempre ha estado dirigido por la familia Llombart, ha sido y es un gran centro para el tratamiento del cáncer, pero su localización dificulta el tratamiento para los enfermos de Castellón. Por ello, tras la entrevista viajé a Madrid con el objetivo de crear un centro de oncología para diagnosticar precozmente el cáncer y poder realizar los tratamientos sin obligar a los enfermos a desplazarse a Valencia o a Barcelona. Gracias a las buenas relaciones que mantenía con el ministro de Sanidad, Manuel Núñez, y con el director general Francisco Zaragoza, conseguí del Instituto Nacional de Previsión no sólo la bomba de cobaltoterapia, sino sobre todo las necesarias infraestructuras y dotaciones que la debían acompañar, como el moderno edificio que, desde 1982, forma parte del complejo hospitalario y pertenece a la Diputación, y que estuvo acompañado de un equipamiento para el diagnóstico y tratamiento de cáncer que costó 220 millones de pesetas del año 1980. Todo ello fue posible, además de las ayudas recibidas por el Gobierno de la UCD, por la excelente actuación del entonces diputado delegado del Hospital, el doctor Vicente Vilar Lambíes y por el director del centro, el doctor Manuel Barrera, un médico de gran prestigio que ha tenido Castellón. La Diputación decidió contratar a la persona más capacitada para el proyecto de construcción, equipamiento y funcionamiento, como fue el catedrático de la Facultad de Medicina de Valencia, el profesor Vicente Belloch, que era uno de los mejores especialistas en las terapias contra el cáncer.

Años después, siendo conseller de Sanitat, la Conselleria puso más de 5.000 millones de pesetas para reforzar el centro de oncología y crear su unidad de oftalmología en memoria del Dr. Menezo y la de psiquiatría que por tradición siempre han mantenido las diputaciones. El Hospital Provincial estaba llamado a ser un centro de referencia para la lucha contra el cáncer y esa fue, y debe ser, su vocación fundamental.

Llevó en el ejercicio de la política desde la Transición, y de todo lo que he podido hacer en el ejercicio del servicio público, desde mi aportación como senador constituyente en la redacción de la Constitución, o en el impulso de la Universitat Jaume I y de la UNED en Vila-real, de lo que me siento más satisfecho ha sido de poner en marcha la Unidad Oncológica del Hospital Provincial, haber contribuido a la ampliación del Hospital General de Castellón y haber creado el Hospital de la Plana en Vila-real.

Por todo lo dicho y por el disgusto que sufro estos días al conocer los problemas por los que atraviesa la Unidad de Oncología del Hospital Provincial pido, por el bien de Castellón, más cuidado y cariño para nuestro centro desde la Consellería de Sanidad y desde la Diputación Provincial, que siempre ha velado por nuestro hospital. Y ruego al portavoz socialista en la Diputación, Francesc Colomer, que no utilice este asunto para hacer electoralismo y política partidista.

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