En el fondo, ni es nada nuevo ni tampoco muy extraño. ¿Quién no se pone su mejor foto en el portarretratos o en el teléfono? ¿Qué personaje no se arregla para salir en público? No importa: ya es un clásico electoral comparar las imágenes de los candidatos electorales con su apariencia cotidiana. En los carteles de estos comicios ha despertado la sorpresa el rostro del socialista Ximo Puig. Nada de Photoshop, sólo maquillaje, aseguran en su entorno. El cambio es notable en arrugas, ojeras y color. Del candidato socialista a la alcaldía de Valencia, Joan Calabuig, en Blanqueries no paran de lamentar la «desafortunada» fotografía elegida. Pero a juventud recuperada le gana por goleada la alcaldesa Rita Barberá. El cartel disimula el paso de los años, como debe ser. Mucha menos diferencia se nota al comparar los rostros de Alberto Fabra en el cartel y en la realidad. Entre los nuevos partidos, destaca la candidata de Ciudadanos a la Generalitat. Carolina Punset. El brillo y la limpieza de su cara en el cartel se matizan mucho en las fotografías de la candidata tomadas al natural. Si como se decía de la mujer del César, transparente no sólo hay que serlo sino también parecerlo, ha faltado predicar con el ejemplo.