La Policía Local de Onda ha incorporado a su plantilla a la agente K-9. Responde al nombre de Gala, tiene un año y 9 meses de vida y mejorará el olfato del cuerpo. La perra viene de Gijón, donde ha sido entrenada para detectar estupefacientes en vehículos y personas. Su fiel e inseparable compañero será el agente 801, David Fernández, quien ha realizado un intenso curso de formación de 150 horas. Juntos conformarán la unidad canina de Onda, con vehículo propio y el logotipo identificativo en el maletero y en las puertas laterales.

La plaza del Pla acogió ayer la presentación de este nuevo equipo que, desde hoy mismo, ya formara parte de la vida cotidiana de Onda. Allí estaban la teniente de alcalde de Policía, Carmina Ballester, el intendente principal, Miguel Ángel Izquierdo y otros perros policía de otras unidades, Iron y Crack, junto a sus respectivos entrenadores.

La concejala informó que durante estos primeros días Gala estará en periodo de socialización, y que posteriormente, ya se le encargarán diversos tipos de misiones en plazas, alrededores de institutos y diversos lugares del tejido comercial. La perra es capaz de detectar marihuana, hachís, cocaína, heroína y speed, aunque si el policía no le da la orden, la perra no actuará. «Es muy discreta», explicó Izquierdo. Este pastor alemán, que ha sido importado del país germano, ha sido entrenado mediante refuerzos positivos, es decir, mediante premios. Cuando detecta cualquier tipo de estas sustancias ilegales en el viandante, la perra toca el hocico en el lugar donde está escondido y se sienta.

La detección de estupefacientes es la especialidad de Gala, pero no su límite. La idea que tiene la Policía Local es que adquiera habilidades para que también pueda ser utilizada en la búsqueda de personas desaparecidas.

De momento, pegado al collar, tiene un chip de color rojo, y si cualquier persona le acerca su teléfono móvil, la perra, mediante un mensaje, se presenta como un miembro más de la Policía Local. La educación que no falte. Por eso, la agente perruna también va equipada de una bolsa de plástico a sus espaldas, y es que «también tiene sus necesidades», por lo que para no incumplir la propia ordenanza de convivencia, en caso de deposiciones, el excremento será recogido y depositado en el lugar correspondiente.

Ha sido el propio agente David Hernández el que ha adquirido el can, aunque el mantenimiento (que se eleva a 180 euros mensuales) correrá a cargo de las arcas municipales.