La adicción al tabaco se puede mirar desde dos prismas, desde el negativo y amenazador y desde la perspectiva de la liberación de un hábito pernicioso y la confianza en conseguirlo. Y dentro de esta segunda mirada, hay que resaltar el importantísimo papel persuasivo que desempeña el médico de familia, ya que seis de cada diez fumadores intentaría dejar de encenderse cigarrillos solo si su facultativo se lo pidiera. Más tarde el adicto sabrá que fumar es una enfermedad que tiene dos apellidos que son como dos losas: es crónica y es adictiva, y que tendrá que entregarse a fondo para recuperar su auténtico olor como persona y su olfato y que el médico va a estar con él para acompañarle en esta travesía de largo alcance.

La visión más desoladora del tabaco es saber que la última encuesta nacional en la que han participado 600 ciudadanos de la Comunitat Valenciana refiere que las primeras bocanadas se exhalan a los 12 y los 13 años y que 500 personas fallecen cada mes de alguna patología derivada del tabaco.

El coordinador del grupo de Abordaje del Tabaquismo de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria Joan Antonio Ribera Osca declaró ayer, en la Semana sin Humo, que el tabaquismo es el primer problema de Salud Pública, por delante del consumo de drogas ilegales, y que es el origen de treinta enfermedades. Como contrapunto, indicar que hay un 6 por ciento menos de personas que fuman que hace tres años.

La encuesta ha dado a conocer que más del 90 por ciento de los valencianos cree que el consumo de cannabis entre los jóvenes es frecuente; de hecho la mayoría de los que fuman porros, consumen tabaco industrial. El consumo medio de los fumadores mayores de 18 años es de 9 cigarrillos diarios y en el grupo de 14 a 18 años, es de 13.