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La política como pasión

La socialista Amparo Marco irradia serenidad con temperamento, proyecta su dedicación y preparación y subraya su gran amor por sus dos hijas, de 4 y 7 años

Tiene escaso tiempo para disfrutar de sus aficiones, pero el poco del que dispone lo dedica a sus dos hijas, de 4 y 7 años de edad. Desayuna en un bar cercano a la sede del PSPV.

Su tiempo es la política y su gran pasión sus dos hijas, Raquel y Claudia. Amparo Marco vislumbra la alcaldía de Castelló. La salida del Partido Popular es una realidad tras 24 años de gobierno y esta socialista, de 47 años, tiene por delante el reto de liderar la primera coalición íntegramente de izquierdas del ayuntamiento. El séptimo concejal del PSPV refuerza sus aspiraciones respecto a sus socios, que se quedan a tres ediles de distancia. Por deformación profesional (licenciada en Económicas) es meticulosa y ordenada, pero también es sensible y temperamental. La nueva responsabilidad no la asusta. Lleva cuatro años preparándose y se presenta como una mujer de estado.

Es ordenada y le gusta tenerlo controlado, una faceta que le permite compaginar sus tareas municipales con sus quehaceres familiares. Se levanta a las siete y media de la mañana, viste a su hijas, de cuatro y siete años, arregla la casa y las lleva al colegio público Fadrell, una tarea que se reparte con su marido - el ex diputado autonómico Miguel Ángel Guillen-. Luego desayuna en el bar la Lluna, en frente de la sede socialista y próximo a su casa, donde se toma su tradicional torta vegetal. Es el único momento del día que se encuentra sola, y aprovecha para leer la prensa y revisar la agenda del día.

Ayer era un día especial. Es el último pleno del mandato y el primero tras las elecciones del domingo. Las cámaras de los fotógrafos se fijan en ella, ya que es la principal aspirante a ocupar la alcaldía. Previamente se reúne con el grupo municipal y los asesores Eva Barrera y Ramón Marín. También recibe la visita de militantes y simpatizantes, que exultantes asisten a la última sesión del PP en el gobierno local.

Tras el pleno, se despide de los concejales salientes, especialmente de sus compañeros Pep Lluís Grau, Javier Peris y Joan Morales. Atiende unos minutos a los medios de comunicación, a los que repite su oferta de pactos al resto de fuerzas políticas.

Come en casa, no le gusta las comidas de trabajo. Por la tarde mantiene un encuentro con su comité electoral. Hace autocrítica -el PSPV ha perdido dos concejales-, pero destaca que los socialistas, con 7 ediles frente a los 4 de Compromís y4 Castelló en Moviment, son «los más legitimados para llevar el timón del barco de Castelló». La jornada es larga. Después se desplaza a la oficina del candidato de Ximo Puig, donde se celebra un acto de agradecimiento a la militancia.

Está acostumbrada a este ajetreo. En estos 4 años ha lidiado con la portavocía municipal, con su acta de diputada provincial y su plaza de profesora titular en la UJI. Dos mañanas las ha dedicado a la Universitat, una a la institución provincial y las otras al consistorio. Por la tarde se ha dedicado a reunirse con colectivos ciudadanos. Su periplo normalmente finaliza a las ocho de la tarde, aunque ayer se alargó por el acto de Puig.

¿Qué aficiones tiene? «Me gusta viajar y leer, pero desde que estoy en política no puedo hacerlo». No obstante, en verano se escapa a la playa con sus pequeñas. Y en invierno, cuando puede, acude al cine.

Afronta la nueva legislatura tras superar la crisis interna; que primero la enfrentó con Juan María Calles, y luego tuvo que superar unas ajustadas primarias.

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