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El Catastro regulariza la venta de una parcela 41 años después

Una familia la vendió al Ayuntamiento de Orpesa en 1974 y la carta de inscripción con el cambio catastral ha llegado ahora La administración construyó un pozo que no se llegó a usar

El Catastro regulariza la venta de una parcela 41 años después

Dicen que la burocracia es lenta. En muchos casos esta afirmación se vuelve dolorosamente cierta. Que se lo digan a Pedro Ruiz, un vecino de Orpesa que acaba de recibir una notificación en la que se le informa de una alteración catastral en una finca que su familia vendió al consistorio en 1974 para construir un pozo. Cuatro décadas ha tenido que esperar su familia para ver cómo se cerraba una simple operación de venta de una parcela rústica.

La historia se remonta a 1974. Tres de las tías de Pedro poseían un terreno dedicado al cultivo de almendros en la partida de «Las Torres» de Cabanes. El Ayuntamiento de Orpesa acordó en diciembre de ese año adquirir parte de este terreno, concretamente una parcela de 40 por 20 metros, «para construir un pozo con destino al abastecimiento de aguas y galerías subterráneas e instalaciones complementarias del mismo».

Desde ese momento, la familia de Pedro Ruiz daba por hecho que este terreno ya no era de su propiedad. De hecho, el pozo fue construido. No obstante, no se usó como tal. «No sé las razones reales por lo que aquello no llegó a funcionar como pozo», explicó Pedro. Con el fallecimiento de sus tías, la finca fue heredada por otra hermana, la madre de Pedro Ruiz. La sorpresa les llegó cuando hace unos días recibieron una carta de la Gerencia Territorial del Catastro.

En la notificación se especifica que esta administración ha acordado inscribir la «alteración catastral» de la finca en cuestión, por lo que se ha decidido segregar parte de la parcela para generar una nueva, que corresponde al terreno que el consistorio orpesí acordó adquirir hace más de cuatro décadas. «Por la razón que sea, el expediente para regularizar la situación llega 41 años tarde», dijo Pedro Ruiz, que lamentó que este operación se haya «dejado dormir tantos años».

Desde la venta no registrada, la familia ha seguido pagando la contribución del total de la finca rústica «cuando esa parte del terreno físicamente no lo he ocupado. El dinero puede ser poco y, además, es difícil de calcular». Pedro Ruiz no va a realizar ninguna reclamación, pero remarcó que, por encima de todo, «lo importante es el gesto».

Al no ser una propiedad directa y no haber recibido ninguna información sobre esta transacción en los últimos años, Pedro Ruiz no conocía con total exactitud cuál era la situación en que se hallaba esta finca familiar. «Lo sospeché siempre pero no me metí en ninguna pelea porque es un asunto que no controlaba. Tengo la impresión de que no se escrituró», dijo el hijo de la propietaria de esta parcela que se modifica catastralmente en el término de Cabanes.

Falta de explicaciones

«Voy a hacer caso omiso a que han pasado estos 41 años, pero me parece de sentido común que se tenga el mínimo detalle de avisar y explicar qué ha pasado», criticó Pedro Ruiz, que especificó que «si quisiera, podría decir que la propiedad se vendió y no se aceptó».

«No discuto el acceso a la propiedad, discuto la falta de elegancia y abandono de, por lo menos, no explicar qué ha pasado y pedir disculpas», dijo Pedro.

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