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Excelencia académica

Expedientes brillantes en la Jaume I

Carlos Marcos y Mónica Martínez —con un 9,18 y 8,9 respectivamente— han sido los estudiantes de la UJI premiados por tener las mejores notas a lo largo de la carrera.

Expedientes brillantes en la Jaume I

Sacarse una carrera universitaria no es fácil y hacerlo con un expediente impecable aún lo es menos, pero no imposible. Carlos Macos, de Castelló y con 48 años, y Mónica Martínez, de la Vilavella y con 22 años, son un ejemplo de brillantez académica conseguida con esfuerzo, persistencia y sacrificio que, ahora, ha sido recompensada con el premio al Rendimiento Académico que otorga la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló a los estudiantes que han tenido el mejor expediente durante todos los años de la carrera. Además, en el caso de Mónica, es la primera mujer que ha conseguido este título, algo que para ella ha supuesto todo un honor.

Carlos Marcos, Licenciado en Matemáticas por la Universidad de Valencia (UV), trabaja de técnico y comercial en diferentes departamentos de Bankia y ahora se ha graduado en Derecho con una nota media de un 9,18. Su reto personal de ampliar conocimientos unido a la situación económica hizo que optara por seguir estudiando para abrirse nuevas puertas profesionales. «Siempre me había dedicado a la informática y pensé que Derecho era un campo tan diferente que podía ser interesante abordarlo. Además, hoy en día ya no es como en la época de nuestros abuelos en la que un trabajo era para toda la vida y nunca sabes si te va a hacer falta más. Quería tener otras posibilidades y, en un momento dado de una situación contraria, poder salir adelante», apunta el castellonense.

En el caso de Mónica, siempre tuvo claro que estudiaría en la Facultad de Ciencias Económicas, lo que no tenía muy claro era el Grado a elegir. «Fue en segundo de Bachillerato cuando descubrí la verdadera esencia de la contabilidad y desde ese momento no tuve ninguna duda en que debía estudiar el Grado en Finanzas y Contabilidad. Hoy en día, estoy convencida de que elegir esa titulación fue la decisión más acertada», asegura. El 8,9 que ha obtenido en su expediente académico así lo acredita.

Los dos tienen sus técnicas de estudio que han hecho posible obtener unas calificaciones envidiables pero los dos coinciden en la importancia de comprender la materia. «Hay que estudiar mucho y, en mi caso, me ha ayudado asistir a todas las clases. Intentaba aprovechar las explicaciones de los profesores, prestando la máxima atención y realizando todas las preguntar necesaria para entender la materia», cuenta la vilavellera. Por su parte, Carlos destaca la importancia de asentar los cimientos del primer año ya que «en todas las carreras hay asignaturas que retoman cosas del año anterior y, si eso lo tienes bien consolidado, te es más fácil el estudio».

A ello se suma las diferentes maneras de estudiar que, a tenor de los resultados, han sido realmente buenas. Mónica explica que siempre estudia durante el día, nunca de noche ni de madrugada, aunque cree que el mejor de los recursos para sacar el máximo partido a sus horas de estudio fue «elegir una titulación que realmente me gustaba y me motivaba a continuar ampliando mis conocimientos».

Todo este trabajo ha sido a costa de la pérdida de tiempo libre para uno mismo, para dedicárselo a la familia o a los amigos. La vilavellera es rotunda al asegurar que «detrás de unos buenos resultados, hay siempre un largo camino de sacrificio y esfuerzo lo que resta horas de ocio con la familia y amigos». No obstante, añade que durante los cuatro años ha intentado compaginar al máximo los estudios y los amigos.

Seis horas de sueño al día

Más difícil lo ha tenido Carlos que ha tenido que compaginar estudios, trabajo, esposa e hijas. Asegura que ha dormido seis horas al día para poder cumplir con los objetivos académicos y que, ahora, es el momento de compensar a su familia. «A ellas se lo debo todo. Sin su apoyo y su comprensión no habría conseguido nada de lo que he conseguido», destaca. Se levantaba a las seis de la mañana, cogía el tren para ir a Valencia a trabajar, regresaba a las cuatro y se iba a las clases. A casa llegaba a las nueve y, hasta las diez, estaba con su familia y ayudaba en lo que podía. De diez a doce de la noche era cuando estudiaba. «Y a principios de mayo desaparecía en mi habitación y casi mi familia se dedicaba a entrarme los suministros para comer y cenar. Solo salía para ir a trabajar. El cansancio físico es fuerte y en época de exámenes llegas justito», añade.

A Carlos se le plantea ahora realizar el master para poder ejercer de abogado pero, de momento, ha optado por descansar. «He acabado bastante saturado porque es muy duro compaginarlo todo. Podría haber elegido un master 'online' pero opté por descansar y dedicarle más tiempo a la familia», reseña. Por su parte, Mónica ya está preparando los exámenes de acceso a la Agencia Tributaria.

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